EL MÁS ALTO, EN DUBAI: CON 828 METROS
Símbolo del despertar económico de China, este espectacular perfil de Shangai deja boquiabierto a todo aquel que lo visita. Aquí está el segundo rascacielos más grande del mundo, mide 632 metros de altura y se considera un ejemplo de cómo serán los edificios del futuro.
"Se crearán entornos sostenibles en edificios cada vez más altos, los jardines en as azoteas son un concepto interesante y también las zonas recreativas, los parques", afirma el arquitecto australiano Ravi Karan.
Compañías como Arconic proponen vivir literalmente en las nubes, con bocetos que se miden en kilómetros. Un rascacielos de más de 4.800 metros de altura, más alto que el Teide y capaz de limpiar la contaminación, podría ser real dentro de 45 años.
Parecía impensable, pero pocos podían imaginar a finales de los 80 que Shangai sería lo que es hoy. Con edificios tan imponentes, China quiere que el mundo admire su rápida transformación en la segunda potencia económica mundial.
En la carrera por tocar el cielo, China pulveriza récords. Alberga 84 de los 128 edificios de más de 200 metros que se inauguraron el año pasado. Con decenas de proyectos en marcha, el desafío al vértigo continúa.