PORTUGAL |BAJA PARTICIPACIÓN EN LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES
Esa crisis y el miedo a un posible rescate financiero puede provocar que la abstención sea alta. Por eso todos los candidatos piden a los ciudadanos que no se queden en casa. Los sondeos dan como vencedor, por amplia mayoría, al actual presidente.
Cavaco, apoyado por el principal partido de la oposición, el centro-derechista Social Demócrata (PSD), pidió a los portugueses que "no dejen de votar", a pesar del intenso frío que se siente en algunas partes del país, y les conminó a realizar "un esfuerzo".
Hasta medio día local (12.00 GMT), la participación en los comicios presidenciales se situó en el 13,4 por ciento, un 6 % menos que en el mismo escrutinio de 2006, según las autoridades electorales.
"Tengo un deseo. Que (la abstención) sea inferior a aquella que se verificó cuando mi antecesor disputó por segunda vez la elección presidencial", dijo Cavaco, en referencia a la reelección del socialista Jorge Sampaio en 2001, cuando la abstención fue del 50 por ciento.
Los sondeos otorgan al histórico dirigente del PSD, con el que Cavaco fue primer ministro entre 1985 y 1995, más de 50 % de los votos en estas elecciones, lo que evitaría la celebración de una segunda vuelta, en la que probablemente se enfrentaría al socialista Manuel Alegre, el segundo con más apoyo entre los otros cinco aspirantes.
La campaña presidencial ha estado teñida por la fuerte recesión económica que vive el país y por los avisos a una posible eclosión de una crisis política, derivada de la falta de apoyos del Partido Socialista (PS), que gobierna en minoría desde 2009. A pesar de que su relación con el Ejecutivo del socialista José Sócrates se ha deteriorado en los últimos años, Cavaco insistió en que es un presidente "a favor de la estabilidad", la cual Portugal necesita para "resolver sus problemas".
Cerca de 9,6 millones portugueses están llamados hoy a las urnas para escoger el próximo presidente del país, un cargo sin funciones ejecutivas y cuyas tareas principales son moderar, sancionar las leyes y convocar elecciones. Los comicios se desarrollan con normalidad, a excepción del boicot en los centros de votación de algunas aldeas del norte del país, donde sus habitantes demandan acceso a internet y mejores servicios públicos.