Cáncer colorrectal
El caso de Lauren Juyia destaca la importancia de reconocer los síntomas y realizar chequeos médicos regulares para prevenir esta enfermedad.
Lauren Juyia es una ginecóloga residente en Florida que descubrió en 2022 que padecía cáncer colorrectal en etapa cuatro. Con tan solo 37 años y un estilo de vida saludable, su diagnóstico fue toda una sorpresa.
Todo comenzó cuando una ecografía detectó masas de 24 centímetros en uno de sus ovarios lo que la hizo sospechar en un principio de padecer un cáncer de ovario. Sin embargo, tras más estudios y exploraciones, se confirmó que el cáncer había comenzado en el colon y se había extendido hacia el útero, el apéndice y el área abdominal.
A diferencia de los síntomas clásicos, Lauren no experimentó dolores abdominales ni sangre en las heces. En cambio, sí que notó un cansancio extremo que persistió durante meses antes de que le dieran el diagnóstico.
A pesar de la gravedad de su caso, Lauren se sometió a quimioterapia y dos cirugías en 2023. Finalmente, los médicos declararon que no había evidencia de cáncer en su cuerpo.
Desde entonces, ha utilizado sus redes sociales para contar su caso e intentar educar sobre la importancia de tener una detección temprana y animar a las personas a escuchar las señales de su cuerpo.
"La prevención y la detección temprana pueden salvar vidas", insiste Lauren, quien también recuerda que el cáncer no discrimina por edad ni antecedentes familiares aparentes.
El cáncer colorrectal es el tercer tipo de cáncer más común en el mundo, representa el 10% de todos los diagnósticos oncológicos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad es también la segunda causa de muerte por cáncer. A pesar de su alta prevalencia, puede ser prevenible y tratable si se detecta a tiempo.
El estilo de vida juega un papel crucial en el desarrollo del cáncer colorrectal. Una dieta alta en carnes procesadas, baja en frutas y verduras, el sedentarismo, el tabaquismo, el consumo de alcohol y la obesidad son algunos de los principales factores que aumentan el riesgo de poder padecerla.
Los síntomas más frecuentes incluyen dolor abdominal, cambios en los hábitos intestinales, diarrea persistente y sangre en las heces. Sin embargo, estos signos pueden no ser tan evidentes en todos los casos, lo que puede dificultar que se produzca un diagnóstico temprano.
Es muy importante prestar atención a cambios sutiles en el cuerpo y realizar chequeos médicos de manera regular, incluso en personas jóvenes y aparentemente saludables. Además, resalta la necesidad de promover la educación sobre esta enfermedad para reducir su impacto y aumentar las tasas de supervivencia.
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