Mar Rojo
Estados Unidos ha denunciado su hundimiento, un acto que representa un "riesgo medioambiental" en el mar Rojo.
Un buque atacado por los hutíes de Yemen se hundió en el mar Rojo tras varios días haciendo aguas. Así lo han informado las autoridades. La embarcación quedó totalmente destruida.
Se trata del buque Rubymar y estaba cargado con miles de toneladas de fertilizante. A mediados de febrero, el buque sufrió un ataque con un misil por parte de los rebeldes hutíes de Yemen. El navío tenía bandera de Belice y se hundió por "factores meteorológicos y fuertes vientos".
El hundimiento "provocará un desastre medioambiental en las aguas territoriales yemeníes y en el mar Rojo", señala la célula de crisis que gestiona el hundimiento del buque en un comunicado. Según indican, podría causar daños ecológicos en el mar Rojo y en sus arrecifes de coral.
Estados Unidos aseguró que el buque británico transportaba un total de 21.000 toneladas métricas del fertilizante químico sulfato de amonio. Se trata de una sal formada por la reacción entre el amoniaco y el ácido sulfúrico utilizado en cultivos extensivos e intensivos. "Al hundirse, el buque también supone un riesgo de impacto para otros buques que transiten por las concurridas rutas marítimas de la vía navegable", informó el Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM).
El Centro de Operaciones de Comercio Marítimo del Reino Unido, que vigila las vías navegables de Oriente Medio, reconoció por separado el hundimiento del Rubymar el sábado por la tarde. El Comando Central del ejército estadounidense indicó el domingo por la mañana que el Rubymar se hundió a las 2:15 horas de la madrugada.
El buque llevaba 12 días abandonado tras el ataque, aunque se habían hecho planes para intentar remolcarlo a un puerto seguro. La situación ha provocado numerosas reacciones. Entre ellas la del primer ministro del gobierno yemení, Ahmed Awad Bin Mubarak, quien lo calificó de "un desastre medioambiental sin precedentes".
Greenpeace también expresó su preocupación por el hundimiento. "Sin una medida inmediata, esta situación podría convertirse en una crisis ambiental importante", advirtió el director del programa de Greenpeace MENA, Julien Jreissati.
"Además de cualquier nueva fuga de combustóleo de los motores, el hundimiento del barco podría romper aún más el casco, permitiendo que el agua entre en contacto con miles de toneladas de fertilizante, que luego podrían liberarse en el Mar Rojo y alterar el equilibrio de los ecosistemas marinos, provocando efectos en cascada en toda la red alimentaria", añadió.
El hundimiento del navío podría provocar nuevos desvíos y el aumento de las tarifas de los seguros de los buques que recorren esta vía. Desde el pasado mes de noviembre, los rebeldes hutíes han atacado a numerosos barcos en el mar Rojo debido a la guerra entre Israel y Hamás.
El motivo, según indican, es que estas acciones van dirigidas para apoyar a los palestinos de la Franja de Gaza.
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