VARIOS MINUTOS DE SILENCIO
Bruselas recuerda este miércoles, 22 de marzo, a las 32 víctimas mortales y más de 300 heridos que hace un año sufrieron el golpe de los atentados perpetrados por los terroristas de Daesh contra el aeropuerto y la red de metro de la capital europea.
Un año después de sufrir el peor ataque de su historia, la ciudad busca recuperar la normalidad y los sectores del turismo y la restauración, de los más afectados tras los atentados, mejoran sus cifras. Sin embargo, el despliegue militar y policial en las calles recuerda que el nivel de alerta no ha cambiado desde entonces.
Bélgica mantiene desplegados a 1.250 militares en Bruselas para apoyar las tareas de vigilancia de la Policía, mientras el organismo que evalúa la amenaza terrorista (OCAM) mantiene la alerta en nivel 3 (de 4 posibles). Los señales de duelo se sucederán a lo largo de toda la jornada en diferentes lugares de la ciudad, incluidos los dos escenarios de los atentados: la estación de metro de Maelbeek, en el corazón del barrio europeo, y en el aeropuerto de Bruselas-Zaventem.
El rey Felipe de los belgas se dirigió a los familiares y allegados de las víctimas de los atentados, a quienes un año después de los ataques invitó a compartir su dolor y trabajar para construir una "sociedad más humana y más justa". "Nadie puede pretender comprender completamente el sufrimiento que viven ustedes" y "queremos escuchar vuestro dolor", dijo el rey Felipe en el barrio europeo de Bruselas, donde se produjo el segundo de los dos atentados que dejaron 32 muertos y más de 300 heridos.
El monarca se dirigió a aquellos que llevan "las cicatrices del atentado terrorista" y, como tantas otras víctimas del terrorismo en todo el mundo, las heridas de "una locura asesina". "Aprendamos a escucharnos mutuamente, a respetarnos y a corregir nuestras debilidades", pidió el rey Felipe en un discurso pronunciado en francés, flamenco e inglés en el que instó a sus conciudadanos a que intenten "hacer nuestra sociedad más humana y más justa".
Antes de dirigirse a la nación, el rey Felipe de los belgas y la reina Matilde habían participado en el minuto de silencio celebrado a las 7:58 hora local en el aeropuerto bruselense de Zaventem, donde se produjo el primero de los atentados, y a las 9:11 en la estación de metro de Maelbeek, donde los yihadistas golpearon por segunda vez.
El monarca cedió a continuación la palabra a la hermana de Sabrina, fallecida en el ataque a la estación de metro de Maelbeek, quien visiblemente emocionada hizo un llamamiento, en francés, a la concordia y esperanza. "Ese mensaje de amor y de paz que la definía también es el que quiero compartir con ustedes hoy", dijo entre sollozos antes de que tomara el púlpito otro de los allegados de las víctimas quien, en flamenco, compartió que no se puede "cambiar lo que pasó, hacer desaparecer la tristeza" pero sí convertir ese sufrimiento en un ejercicio de "solidaridad".
El tercer eje de las celebraciones se situará en el centro de la ciudad y en el barrio de Molenbeek, señalado como cuna del yihadismo por ser el lugar de origen de varios de los terroristas de París y Bruselas. Desde ahí partirá a las 15:00 horas una marcha en la que estará el ministro de Justicia, Koen Geens, y representantes de varias confesiones, y que ha sido organizada por el colectivo 'Tous Ensemble' (Todos Juntos, en francés) que promovió tras los atentados una manifestación contra el miedo y el odio.
Marcha céntrica
La marcha concluirá en la céntrica plaza de la Bolsa, que en marzo pasado se convirtió en el escenario de las muestras de cariño y solidaridad de los ciudadanos y volverá a ser un año después lugar de encuentro. También la catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas acogerá una misa oficiada por el cardenal Jozef de Kesel y una vigilia en la tarde del miércoles.
El doble atentado dejó en total 32 víctimas mortales y centenares de heridos, de los que unos 250 necesitaron ser hospitalizados. Un año después sólo una mujer de 31 años sigue hospitalizada como consecuencia de las lesiones sufridas en el aeropuerto de Bruselas, Karen Northshield, quien, en declaraciones al diario De Standaard, ha lamentado sentirse "abandonada" tanto por las autoridades como por su compañía de seguros.