Gasoducto español
La Comisión Europea ha rechazado este martes financiar el proyecto anunciado por España. El presidente de Francia ya rechazó este martes el gasoducto y aseguró que no era la solución a la crisis.
Varapalo de la Comisión Europea al Gobierno español. Los países miembros de la Unión Europea han anunciado este martes que no financiarán el gasoducto MidCat propuesto por el Ministerio de Transición Ecológica y demandado por algunos países como Alemania. Con él, se pretende reconducir el gas almacenado en España, procedente de Argelia, a otros países europeos ante la problemática con el suministro ruso, como el corte definitivo producido esta semana, y la creciente subida de precios en el mercado europeo.
"Lo que puedo decir, muy simplemente, sobre esto es que cualquier proyecto de infraestructura transfronteriza adicional que conecte la península ibérica con el resto de Europa debe ser analizado por los Estados miembros involucrados y el promotor", ha expresado el portavoz de Energía del Ejecutivo comunitario, Tim McPhie, quien ha recordado que, atendiendo a la nueva legislación en materia de infraestructuras energéticas, los proyectos basados en combustibles fósiles como el gas no se pueden financiar con recursos europeos.
Con este anuncio, Bruselas deja en manos de los países "involucrados" el futuro del gasoducto, algo que complica aún más su construcción, pues el presidente francés, Emmanuel Macron, mostró ayer su absoluto rechazo. Justificaba su postura alegando que no era la solución a la crisis ni al "problema a corto plazo que se intenta resolver" y subrayaba que no hacían falta nuevas interconexiones de gas con España porque las actuales están muy lejos de la saturación.
Esta mañana, Teresa Ribera ha negado que el debate estuviese cerrado a pesar de la oposición de Francia y ha avanzado que, probablemente, se abordase este viernes en el Consejo de Ministros de Energía de la Unión Europa.
En 2019 ya fue paralizado
La construcción de un gasoducto que uniese España con el resto de países europeos fue propuesta hace varios años. En 2019, cuando el gas resultaba más barato y accesible, se rechazó por los altos costes que suponía. Ahora, sin embargo, tras la problematica surgida en Europa con el suministro de gas ruso, ha cogido bastante fuerza. Algunos países como Alemania, uno de los grandes perjudicados, ya han mostrado su apoyo.