Boris Johnson
Ha triunfado el experiodista con nombre poco británico, nacido en Nueva York, con altísimo cociente intelectual, que renuncio a la fé católica y fue despedido de 'The Times' por inventarse una cita. En su país es una estrella al que le perdonan extravagancias impensables para otros políticos.
De él ha dicho un columnista de la revista conservadora Spectator que “se convertirá en el líder político más popular del mundo en cuanto empiece a aparecer regularmente en grandes cumbres internacionales”.
Alexander Boris de Pfeffel Johnson no nació curiosamente en tierras británicas, vino al mundo en Nueva York el 19 de junio de 1964 porque sus padres trabajaban all. Es el único político británico al que la opinión pública llama por su nombre de pila. Recibe casi el mismo tratamiento que una estrella de rock a la que se perdonan todas las extravagancias.
Desde el 24 de julio ocupa el 10 de Downing Street, es inmune a las críticas feroces como las del columnista británico Matthew Parris, que le describe como “deshonesto, traidor, mentiroso y vago. Sus enemigos reconocen que posee un gran coeciente intelectual y que puede desestabilizar a cualquier interlocutor con enorme facilidad.
En las encuestas casi siempre la mayoría aseguraba que jamás le comprarían un coche usado. Terminó la campaña escondido en un camión frigorífico para exquivar a uno de sus ex compañeros de la prensa. Como periodista tuvo una carrera controvertida, fue despedido de 'The Time' por inventarse una cita histórica, triunfó en el Daily Telegrah, fue corresponsal en Bruselas donde sus crónicas fueron polémicas por la sospecha de falta de veracidad aunque entusiasmaban a su jefe. Regresó a Londres como director del semanario The Spectator. En 2001 logra ser diputado hasta 2008, luego alcalde de Londres hasta 2016 ministro de exteriores y líder del partido.
Adora autoparodiarse y ha convertido en género sus salidas de tono y sus frases polémicas...