Elecciones Brasil
Bolsonaro ha roto su silencio 48 horas después de perder las elecciones de Brasil. El presidente brasileño ha justificado los actos de sus seguidores que tratan de paralizar el país.
Después de 48 horas de silencio, Bolsonaro acaba de comparecer sin reconocer expresamente la victoria de Lula da Silva. Sí dice que cumplirá la constitución, pero justifica las protestas de sus seguidores en una supuesta injusticia electoral. Miles de partidarios de Bolsonaro se niegan a aceptar el resultado de las urnas y tratan de paralizar el país.
El silencio de Bolsonaro tenía en vilo a Brasil después de una campaña bronca, en la que cuestionó el sistema electoral. Hoy ha vuelto a cuestionar ese proceso. Y ha justificado las protestas de sus seguidores por una supuesta injusticia. De hecho, no ha reconocido expresamente la victoria de Lula da Silva, aunque se ha comprometido a cumplir la Constitución. Esto hace suponer que sí entregará el poder, aunque tampoco lo ha dicho con claridad.
El discurso de Jair Bolsonaro ha sido muy breve y muy ambiguo. No ha mencionado a Lula da Silva y tampoco ha reconocido abiertamente su derrota. Ha agradecido el apoyo a sus simpatizantes y ha asegurado que las protestas "son fruto de indignación y sentimiento de injusticia de cómo se dio el proceso electoral".
Por un lado, Bolsonaro ha señalado que "las manifestaciones pacíficas siempre serán bienvenidas", aunque por otro ha insistido en que "no pueden ser los de la izquierda, que siempre perjudicaron a la población, como la invasión de propiedades, la destrucción de patrimonio".
El resultado de las elecciones
A pesar de las declaraciones del todavía presidente hasta que se inicie el proceso de transición, el ministro de la presidencia de Bolsonaro sí se ha referido a Lula da Silva como "presidente electo" y ha asegurado que, "en base a la ley" iniciarán el procedimiento de traspaso de poderes.
Las elecciones de Brasil se decidieron por un mínimo margen. Bolsonaro obtuvo un 49,1 % de los votos, frente al 50,9 % de Lula da Silva. La campaña electoral ha sido una de las más tensas en la historia de Brasil y desde que se hicieron públicos los resultados se han producido cientos de bloqueos, estimulados por el silencio del presidente, en los que hablan de "fraude".