NAPOLITANO ASUME LA NEGOCIACIÓN
El líder del centroizquierda italiano, Pier Luigi Bersani, ha fracasado en su intento de buscar apoyos para la investidura de su Gobierno en Italia, por lo que todas las incógnitas sobre el futuro Ejecutivo siguen abiertas, más de un mes después de las elecciones generales. En una reunión con el presidente de la República, Giorgio Napolitano, que el pasado viernes le encargó la tarea de verificar si contaba con los números para formar un nuevo Ejecutivo, Bersani le ha comunicado que la ronda de consultas mantenida con las formaciones políticas había concluido sin un resultado "resolutivo".
Ante estas situación, Napolitano se encargará ahora de "tantear sin demora distintas iniciativas que permitan desarrollar el cuadro institucional" italiano y, por ello, este viernes llevará a cabo una nueva ronda de consultas con las principales fuerzas parlamentarias, en las que no se descarta que pueda participar el ex primer ministro Silvio Berlusconi.
El líder del centroizquierda ha explicado, en una breve comparecencia posterior a la reunión con el jefe del Estado, que ha comunicado a Napolitano las "dificultades derivadas de las negativas o las condiciones" expresadas durante sus seis días de reuniones por algunas formaciones, y que no había considerado "aceptables". Fuentes de la formación de Bersani, sin embargo, han precisado que el resultado de las consultas no supone que éste haya renunciado a intentar formar Gobierno, sino que "ahora la pelota se encuentra en el tejado de Napolitano".
"La situación es complicada y el jefe del Estado ha preferido tomarse alguna hora más para verificar qué condiciones habrá a corto plazo" para formar Gobierno, han añadido las mismas fuentes.
En la última semana Bersani ha ido recibiendo tanto a los agentes sociales como a los partidos políticos, con el fin de lograr los votos necesarios que permitieran su investidura en el Senado, donde la coalición de centroizquierda no cuenta con los números por sí sola para la formación del Ejecutivo. Con todo, las reuniones con los diferentes partidos políticos ya se perfilaron desde un inicio muy cuesta arriba, ya que sus líderes se mostraron poco propensos a ceder en sus posturas.
Mientras Grillo rechazó de lleno cualquier tipo de apoyo de investidura por parte de su formación, Berlusconi propuso un Gobierno de unidad nacional del que ellos también formaran parte, una posibilidad descartada desde el principio por Bersani. En este contexto, las dos principales formaciones de la coalición de centroizquierda con las que Bersani se ha entrevistado este jueves, cerrando la ronda de contactos previos a su reunión con Napolitano, han abogado por que acudiera al Parlamento a intentar lograr la investidura, a pesar de no haber recibido apoyo expreso de parte de otras fuerzas parlamentarias.
Grillo, por su parte, con su habitual estilo provocador, ha propuesto, incluso, que el Parlamento de Italia, ya constituido, lleve a cabo su tarea legislativa sin necesidad de un nuevo Gobierno, toda vez que no rechaza que se mantenga el Ejecutivo en funciones de Monti para permitir una reforma de la ley electoral y volver entonces a las urnas.
En el intento de formar Gobierno de Bersani ha tenido también un peso importante la sucesión de Napolitano, cuyo mandato finaliza en mayo, ya que el Parlamento deberá abordar el mes que viene la elección del nuevo presidente de la República.
En todo este tiempo, la formación de Berlusconi ha puesto sobre la mesa la exigencia de que el nuevo jefe del Estado provenga del área "moderada" tras varias décadas de mandatarios progresistas, a cambio de apoyar un eventual Ejecutivo de unidad nacional liderado por Bersani y con el delfín político de "il Cavaliere", Angelino Alfano, como viceprimer ministro.