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Berlusconi, una vida de éxito, populismo y polémica

El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi ha muerto este lunes, según ha informado el diario 'Corriere della Sera'.

Silvio Berlusconi nació en Milán el 29 de septiembre de 1936, en el seno de una familia de clase media. Estudió en un colegio religioso y se doctoró cum laude en Derecho con una tesis sobre los aspectos jurídicos de la publicidad. Siempre contaba que su primer sueldo lo ganó, a los 18 años, cantando en cruceros por el Mediterráneo. También vendió electrodomésticos antes de entrar en el mundo de la construcción.

Pronto se lanzó a los medios de comunicación. Compró el periódico 'Il Giornale' y fue el introductor de la televisión privada en Italia, rompiendo el monopolio de la RAI. También se hizo con el grupo editorial Mondadori y dio el salto al fútbol. Durante 31 años, de 1986 a 2017, fue propietario y presidente del AC Milan. En ese periodo el club consiguió cinco Champions League.

A finales de 1993 entró en política. Fundó el partido Forza Italia y en marzo de 1994 ganó las elecciones. Se convirtió en primer ministro, cargo que ejerció durante nueve años repartidos en tres periodos distintos. Su ideología política, bastante ambigua, la definía como ultraliberal, pero siempre se alió con fuerzas de ultraderecha como la Lega, la Alianza Nacional y, más tarde, los Fratelli d'Italia.

Su imagen de empresario triunfador, su condición de multimillonario (en 2011 fue al tiempo primer ministro y primera fortuna del país) eran sus principales bazas, además de una imagen de playboy a la italiana que gustaba en ciertos sectores del electorado. Durante décadas se habló de la berlusconización de la política italiana.

Su gestión estuvo marcada por la polémica y sus innumerables problemas judiciales. Las reuniones internacionales eran un balón de oxígeno que le permitía satisfacer su narcisismo codeándose con los grandes líderes mundiales. Llegó a asumir incluso la cartera de Exteriores. Cierto que protagonizó anécdotas poco afortunadas con Isabel II, Angela Merkel o el matrimonio Obama, de los que dijo que estaban "muy bronceados".

A los escándalos económicos y acusaciones de corrupción se sumaron las informaciones sobre sus fiestas privadas a la que invitaba a mujeres jóvenes reclutadas en sus televisiones y servicios de prostitución. Mujeriego y homófobo declarado ("mejor que te apasionen las chicas guapas que ser gay", llegó a decir), su imagen pública se vio tremendamente dañada por el llamado 'Rubygate', en el que había implicada una chica de 17 años.

El escándalo y la galopante crisis económica le llevaron a dimitir a finales de 2011. Ya fuera del gobierno, un tribunal le condenó a 7 años de cárcel por incitación a la prostitución de menores. Berlusconi recurrió y ganó la apelación, pero era tarde. Inmerso en sus batallas judiciales, fue condenado por fraude fiscal y por corrupción, pareció apartarse definitivamente de la política.

La edad y la salud -en 2016 se sometió a una operación cardiaca- le aconsejaban el retiro. Pero 'Il Cavaliere', como le llamaban, volvió. No tuvo ya el respaldo de sus primeros tiempos, pero consiguió que su partido se convirtiera en aliado imprescindible para que, en 2022, Giorgia Meloni se convirtiera en jefa de gobierno.

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