SE ESTÁ CELEBRANDO EL JUICIO
David Hulley, de 25 años, de Stockport, en Reino Unido, se quedó dormido con Karson Winter-Hulley, su bebé de cuatro semanas, acurrucado junto a él. Sin embargo, cuando el padre se despertó dos horas después el 24 de junio, el niño ya no respondía y fue declarado muerto en el hospital.
Este viernes se ha celebrado el juicio en el que la madre de Karson, Beverley Winter, de 24 años, ha explicado que el embarazo fue difícil, pero los médicos no reportaron ninguna preocupación cuando nació prematuramente en mayo con un peso de 2,5 kilos.
"Parecía estar bien la noche antes de morir"
David, ingeniero de profesión, también explicó que el bebé tuvo un resfriado unos días antes de morir, pero no parecía que estuviera muy enfermo: "Parecía estar bien la noche antes de morir". Por la mañana temprano, en el salón, se quedó dormido con él en brazos entre cojines. Cuando se despertó, "su color de piel no era un color de piel vivo", aunque estaba caliente por que David pensó que era mejor no despertarle, pero luego se dio cuenta de que no hacía ningún movimiento. "Subí corriendo y le dije a Beverly que creía que algo iba mal", explica el padre, que llamó inmediatamente a la ambulancia.
La patóloga Melanie Newbold ha señalado durante el juicio que el pequeño era muy pequeño para su edad, pero que no tenía heridas ni marcas externas y sólo había señales de que hubiera pasado un resfriado, corroborando la versión del padre. Este mismo argumento ha sido expuesto por el el investigador del caso Graham Jenkins: "No había nada sospechoso en su muerte".