TRAS LOS ATENTADOS DEL 13-N
Algunos de los bares atacados por los terroristas el pasado 13 de noviembre en París ya han comenzado a preparar su reapertura con la retirada de las flores y mensajes depositados en sus inmediaciones y la reparación de los desperfectos causados por los atentados, en los que murieron 130 personas.
Es el caso del café Bonne Bière, donde este miércoles se pudieron ver desde fuera de la cristalera operarios pintando su interior y donde los servicios de limpieza municipales han recogido parte de las velas y flores ya marchitas que rodearon las pasadas semanas el lugar.
"Ojalá todo recobre vida de nuevo", pedía una parisina que se acercó unos minutos a contemplar los cambios que acontecían en ese espacio, donde el conocido como "comando de las terrazas" asesinó a quemarropa a cinco personas.
De la misma manera Luc, un ciudadano residente en la periferia de París, declaró que "tras un tiempo de reposo y respeto por las víctimas, es urgente retomar la vida normal y demostrar que los terroristas no nos han vencido".
Aún hay muchos detalles y mensajes apoyados en la fachada de Le Petit Cambodge, la taberna donde perdieron la vida cuatro personas esa noche, y en Le Carillon, donde fallecieron once, pero sus propietarios ya han anunciado su intención respectiva de reabrir en enero y "un poco más tarde" de esa fecha.
Ambos establecimientos, situados en el distrito diez de París, muy próximo a la Plaza de la República y al canal Saint Martín, donde los jóvenes se reúnen cada fin de semana, todavía sienten el calor de la gente.
Pero el alcalde de ese distrito, Rémi Féraud, explicó hoy a la cadena "BFM TV" que se está haciendo lo posible para recuperar la cotidianeidad y que la gente circule normalmente de nuevo por sus calles: "Aunque no hay que olvidar lo ocurrido hay que permitir al barrio recuperar la vida normal".
Sin embargo, en la sala de conciertos Bataclan, donde fueron asesinadas 90 personas, todo parece seguir igual que días atrás: la entrada aun está tapada con una lona blanca, todavía hay afluencia de flores, mensajes y banderas en memoria de las víctimas y siguen merodeando por el lugar algunos policías armados.
Sus dueños, Jules Frutos y Olivier Poubelle, manifestaron hoy en una entrevista concedida al diario "Le Monde" su deseo de reabrir cuanto antes, en cuanto lo permita una investigación que sigue su curso.
"No hemos entrado aún a Bataclan por recomendación de la Policía, que sigue su tarea", declaró Poubelle, consciente de que la reapertura va a ser "un camino de espinas" pero con la esperanza de poder llevarla a cabo para "finales de 2016".
Su socio desde hace 12 años asegura que no son partidarios de memoriales ni de homenajes que "reenvían a la muerte, reabren el dolor", y avanza que aunque quieren respetar el local y no destruirlo, "todavía es demasiado pronto" para detallar cómo hacerlo.
El primero que va a dar ese paso, según confirmó esta semana su propietario a "Le Parisien", será el café Bonne Bière, con un gesto que se une a la intención ciudadana de no olvidar el daño pero tampoco permitir que el miedo consuma más tiempo.