La pide una nueva propuesta
La Unión Europea a Veintisiete ha elevado la presión sobre la primera ministra británica, Theresa May, para que este miércoles acuda a Bruselas con "nuevos hechos" y "propuestas concretas" que ayuden a pactar un divorcio amistoso entre la UE y Reino Unido y evitar el peor escenario de una ruptura abrupta. Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE escucharán a May durante unos minutos antes de cambiar de sala y evaluar durante una cumbre sin representación británica cuál es el estado de las negociaciones del Brexit, y si hay margen para pactar una salida ordenada a tiempo o deben prepararse para una ruptura traumática.
"Mañana preguntaré a la primera ministra May si tiene propuestas concretas para romper el bloqueo. Unicamente estas propuestas podrán determinar si es posible un avance definitivo", ha avisado el presidente del Consejo europeo, Donald Tusk, tras ser informado por el negociador europeo, Michel Barnier, del fracaso del último intento de acuerdo el pasado fin de semana. Los mandatarios dieron en septiembre un ultimátum a la 'premier' para consensuar este octubre los términos del Acuerdo de Retirada, incluida una solución que evite reintroducir una frontera física entre Irlanda e Irlanda del Norte, último escollo importante y que ambas partes temen que pudiera poner en riesgo los Acuerdos de paz de Viernes Santo.
A pesar de los esfuerzos a nivel técnico, el fin de semana se frustró un intento de sellar un principio de acuerdo por el que viajó por sorpresa el domingo a Bruselas el ministro británico para el Brexit, Dominic Raab, quien tras una hora de reunión con Barnier regresó a Londres sin resultado. El bloque comunitario quiere contar con un plan de emergencia ('backstop' en la jerga comunitaria) que permita mantener la frontera "blanda" en la isla, mientras se hallan soluciones técnicas con las que pasar a una relación comercial "sin fricciones". Una de las opciones es que Irlanda del Norte siga siendo parte de la Unión Aduanera y del Mercado Unico, pero esto no gusta a Reino Unido, porque ve como un ataque a su soberanía e integridad realizar controles aduaneros dentro de su territorio, creando un estatus diferente al resto del país para Irlanda del Norte.
Los negociadores europeos, por su parte, insisten en que son posibles esos controles sin amenazar la integridad de un país y ponen como ejemplo de ello la situación de las Islas Canarias y su relación con la España peninsular. La Unión a 27, por su parte, rechaza poner un límite temporal específico a este 'backstop' porque, advierten fuentes europeas, existe el riesgo si se fija un plazo determinado de que se cumple la fecha sin haber logrado una solución alternativa. "No habrá un Acuerdo de Salida sin un plan de emergencia (para el Ulster) que funcione, esto no ha cambiado", subrayaba un alto funcionario europeo, que mantiene la esperanza en que sea posible dar con un modelo aceptable por ambas partes.
El objetivo inicial de esta cumbre a 27 era valorar si se habían dado los avances decisivos que permitiera pensar en que fuera viable cerrar los últimos flecos y sellar el pacto en una nueva cumbre en noviembre. Sin embargo, "claramente no estamos en el punto que quisiéramos" y estas condiciones no se dan, en opinión de los negociadores comunitarios. Así las cosas, no se contempla por ahora convocar la cumbre de noviembre ni saldrá de la cena de este miércoles la "declaración política" que May esperaba obtener para dibujar las bases de la relación futura entre la UE y Reino Unido como país tercero.
"Entiendo que hace falta tiempo, nos lo vamos a tomar. Con calma, con seriedad, para un acuerdo en las próximas semanas", concluyó Barnier en los márgenes de una reunión con ministros europeos para informar a los 27 de la situación. El negociador europeo insiste en que es posible superar las diferencias y llegar a un acuerdo "en las próximas semanas".