DESPUÉS DE INSPECCIONAR EL TERRENO
Los zapadores del Ejército polaco, encargados de inspeccionar el terreno durante seis días, han dado por finalizada su misión. Están seguros de que no hay minas enterradas, ni tampoco restos radioactivos. Las autoridades polacas dicen estar seguras al 90% de que el radar muestra un convoy oculto bajo tierra, cerca de un castillo encaramado a las montañas de la Baja Silesia.
Dentro del tren abandonado a diez metros bajo tierra habría 300 tonelas de oro, obras de arte y archivos nazis.
Hace 70 años, el convoy habría entrado en una zona de túneles subterráneos que el mismo Adolf Hitler ordenó construir, tal vez para fabricar armas secretas. La locomotora y los vagones se desvanecieron, como engullidos por una montaña, y las entradas fueron destruidas con explosivos.
Una leyenda de la Segunda Guerra mundial cuenta que cuando los alemanes se retiraron ante el avance del Ejército Rojo, cargaron varios vagones con todo tipo de riquezas expoliadas a las víctimas del nazismo. Se ha llegado a afirmar que el convoy contiene las piezas perdidas de la Sala Ámbar, de Federico I de Prusia, la octava maravilla del mundo. Sin embargo, una hipótesis más reciente asegura que el supuesto tren del oro nazi sólo está lleno de cadáveres de judíos.
La excavación en el túnel subterráneo podría llevar varios meses, ya que el tren se encuentra sepultado bajo miles de toneladas de tierra y roca.