EL DRAMA DE LOS NIÑOS AFGANOS
Cada día antes de ir a la escuela, Zabiullah Mujahed, de 12 años, se sienta en el suelo de una calle de Kabul con sus cepillos y su engrasador esperando a que algún transeúnte pare. En un buen día de negocios puede ganar alrededor de 1 euro, con el que mantiene a su madre y a sus cinco hermanos.
El padre de Zabiullah fue asesinado hace cuatro años, cuando un terrorista suicida se inmoló en las proximidades del Ministerio de Defensa de la capital del país. Tras su muerte, Zabiullah y su familia tuvieron que mudarse a una casa de adobe al este de Kabul para poder sobrevivir. Ni él ni ninguno de sus cinco hermanos puede ir a la escuela porque todavía están empadronados en Paktia.
Afortunadamente, Zabiullah ha recuperado la ilusión y su afición al dibujo gracias a una organización benéfica que apoya a niños que trabajan en las calles. "Mi mayor deseo es convertirme en un pintor famoso y que la gente de países extranjeros pueda ver mis dibujos y gustarles", declara tímido ante las cámaras el joven.
El año pasado 927 niños fueron asesinados en Afganistán. Mientras los talibanes y el gobierno de EEUU discuten las perspectivas de paz, las ONG mantienen la esperanza y luchan por un futuro mejor para los casi 4 millones de niños que no acuden a las escuelas para poder mantener a sus familias en las que se esconden dramáticas historias como las de Zabiullah.
Te podría interesar...