EN SU VISITA AL PAÍS
A las futuras estrellas del béisbol y las estrecheces de la vida diaria en La Habana no las verá Obama pero se hará una idea con solo asomarse a una ventana y prestar atención al mensaje unánime que, junto con la bienvenida, le quieren dar en Cuba. Pero a la vez, no hay cubano que no matice con dignidad: "aquí nadie pide limosna".
No hay forma de ocultar las limitaciones aunque se matiza: escasez sí, hambre nadie. "La salud, la cultura, la educación, todo aquí en Cuba es bueno, lo único malo es que cada uno va a resolver cualquier problema es un peloteo para allá, un peloteo para acá" cuenta una vecina.
Pero pese a la vigilancia hay quienes se atreven a levantar críticas más profundas. Otro de los vecinos cuenta: "A la oposición política no se le permite ningún derecho constitucional aquí en Cuba y no estoy de acuerdo con que Obama, con todas esas cosas que ha hecho el sistema, venga a visitar Cuba".
La Habana es una de las ciudades más bonitas de América Latina y probablemente la más segura pero para millones de personas la vida transcurre con una calma que se parece mucho a la resignación. Por razones y objetivos distintos, todos creen que ha llegado un momento de cambio, el momento en que hasta el último sueño puede ser posible.