ERA AGENTE DE POLICÍA
El peor asesino en serie de Rusia ha dado una escalofriante explicación para demostrar que era un "buen esposo y padre" cuando mientras mataba a 82 mujeres durante casi dos décadas. Popkov, de 53 años, fue acusado formalmente de 60 nuevos asesinatos el pasado lunes, que se suma a los 22 por los cuales ya está condenado y cumple cadena perpetua. El acusado es un expolicía que ha confesado todos los asesinatos y ha justificado sus actos señalando que que quería "limpiar" su ciudad siberiana de Angarsk de "prostitutas" y "mujeres inmorales".
Sin embargo, los fiscales creen que simplemente es un asesino en serie que violó a casi todas sus víctimas antes de matarlas con cuchillos, hachas o destornilladores. Los casos se dieron de 1992 a 2010 y sus víctimas tenían entre 17 y 38 años. Popkov ha descrito a los investigadores criminales cómo separaba su vida familiar "ordinaria" de su otra existencia como uno de los asesinos en serie peores y más sanguinarios de la historia del país: "En una vida era una persona ordinaria y estaba en la policía, teniendo reportes positivos sobre mi trabajo, y en mi otra vida cometí asesinatos, que oculté cuidadosamente a todo el mundo". El ruso explica que su familia nunca supo de sus crímenes y que lo su hija lo consideraba un buen padre porque nunca llegó ni siquiera a sospecharlo.
"Nunca me preparé de antemano para cometer un asesinato"
En cuanto a las víctimas, ha especificado que "eran aquellas que, sin estar acompañadas por hombres, por la noche, sin un propósito determinado, estaban en las calles, comportándose descuidadamente, que no tenían miedo de entrar en conversación conmigo, entrar en mi coche, y luego ir en busca de aventuras por el bien del entretenimiento, listas para beber alcohol y tener relaciones sexuales conmigo".
"La elección de armas para matar era siempre casual. Nunca me preparé de antemano para cometer un asesinato, podría usar cualquier objeto que estuviera en el coche", ha explicado el asesino que, según recoge 'Daily Mail', asegura que nunca ha usado cuerdas para estrangular a sus víctimas ni armas de fuego.
Su esposa Elena y su hija Katya (Ekaterina), profesora de 30 años y embarazada, iniciaron nuevas vidas en diferentes ciudades después de negarse a creer que el hombre era culpable. Sin embargo, el aumento de asesinatos que pesan sobre él las está haciendo considerar cambiar de opinión.