Guerra Rusia y Ucrania
El asesinato del general ruso Igor Kirillov en Moscú, reivindicado por el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), marca un nuevo capítulo en la guerra psicológica entre ambos países.
El ataque, ejecutado mediante un explosivo casero colocado en un patinete eléctrico que acabó con la vida del general ruso Igor Kirillov, traslada el conflicto al corazón del territorio ruso y desata tensiones internacionales.
Al mismo tiempo, el secretario general de la OTAN reafirma la necesidad de reforzar a Ucrania antes de negociar la paz.
El analista de inteligencia Fernando Cocho dio las claves de este atentado.
Hay que esperar un poco a que terminen todas las investigaciones y los análisis forenses. Evidentemente, muchas personas piensan que Rusia es un país sin capacidad de inteligencia y control sobre su población, y eso es totalmente falso. Hay numerosas cámaras y métodos para que el FSB u otras divisiones de la policía criminal rusa obtengan información y capturen al presunto autor del atentado contra el general Igor Kirillov".
Cocho añadió: "¿Es creíble? Sí, es bastante creíble. Hasta ahora, las policías y los grupos de inteligencia de todo el mundo monitorean a disidentes o personas que ingresan con pasaportes a ciertos lugares. Esto facilita su localización cuando se comete un delito. En el caso de Rusia, también hay un control exhaustivo sobre la población, por lo que seguramente han utilizado sus indicadores y variables para localizar a este individuo".
Sobre el presunto atacante, señaló: "Parece una historia de película: llegó a transmitir en directo el atentado a Ucrania. Antes, se acostumbraba a enviar fotos para cobrar los encargos, pero en este caso, ese proceso de enviar señales a Ucrania pudo delatarlo en las redes de comunicación, facilitando su rastreo y captura. Por lo tanto, el exceso de ego, o intentar demostrar a sus jefes o clientes que él fue quien cometió el atentado, puede haber sido su perdición".
En cuanto a la implicación internacional, apuntó: "Moscú ha insinuado que Estados Unidos podría estar detrás de esto. Al estar la Unión Europea, Estados Unidos y Gran Bretaña apoyando a la causa de Ucrania y respaldando a Zelenski, Moscú considera que podrían estar relacionados indirectamente con este atentado. Sin embargo, esto no significa que Estados Unidos haya generado inteligencia para cometerlo".
Finalmente, sobre el servicio de inteligencia ucraniano, concluyó: "El SBU tiene metodologías y formación similares a las del FSB ruso. Esto se debe a que muchos de sus integrantes eran agentes rusos antes de la independencia de Ucrania. Por tanto, no cabe duda de que tienen las capacidades suficientes. Además, en otros atentados anteriores, se ha señalado a Rusia u otros países como responsables, cuando en realidad han estado involucrados otros servicios de inteligencia".
Kirillov, de 54 años, era un alto mando encargado de las armas nucleares, biológicas y químicas de Rusia. Su eliminación ha sido interpretada como un intento de desestabilizar la cúpula del Kremlin, que enfrenta una creciente presión interna. Según expertos, este ataque pone en evidencia las vulnerabilidades de los servicios de inteligencia rusos, que no han logrado impedir un atentado en pleno Moscú.
Moscú ha señalado a Occidente como cómplice indirecto del atentado, acusando a Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea de respaldar las operaciones de Ucrania. Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, lanzó una advertencia directa: "Cualquier funcionario occidental que apoye a Ucrania podría ser considerado un objetivo legítimo".
Por su parte, el primer ministro británico, Keir Starmer, reafirmó el compromiso con Ucrania, calificando el apoyo como crucial en este "momento crítico". Estas declaraciones subrayan la creciente confrontación entre Rusia y Occidente en medio del conflicto.
El atentado contra Kirillov no solo es un golpe simbólico para Rusia, sino también una demostración de las capacidades del SBU para trasladar el conflicto al territorio enemigo. Este episodio refuerza la estrategia ucraniana de combinar operaciones militares con tácticas de desestabilización psicológica, aumentando la presión sobre el Kremlin.
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