Agresión sexual
La víctima quiere que se haga justicia y que la vergüenza recaiga sobre sus agresores.
Este lunes 2 de septiembre ha comenzado en el sur de Francia un juicio sin precedentes: un hombre se enfrenta a la justicia por haber drogado a su esposa durante casi una década para que hasta 51 desconocidos la violaran sistemáticamente.
La víctima, de 72 años, llegó al tribunal de Aviñón acompañada de sus abogados y sus tres hijos, mientras el juicio, que se prolongará hasta el 20 de diciembre, llama a declarar a los 51 acusados. Dieciocho de ellos permanecen en prisión preventiva, y todos se enfrentan a penas de hasta 20 años de cárcel por violación con agravantes.
Este caso salió a la luz cuando el acusado, Dominique, fue detenido hace cuatro años por grabar a mujeres en un supermercado por debajo de sus faldas. Durante la investigación, la policía descubrió en su ordenador miles de fotos y videos de su esposa, Giselle, inconsciente mientras era violada por decenas de hombres. Giselle, quien había estado en una relación con Dominique desde 1971, supo de los abusos a los 68 años, sin recordar nada debido a la fuerte sedación a la que era sometida. "Mi padre utilizaba un cóctel de ansiolíticos para anestesiar completamente a mi madre, para abusar de ella y hacer que la violaran", explicó su hija Caroline.
El marido, un exempleado de la compañía de electricidad EDF, reclutaba a los agresores a través de una página de citas ya cerrada. A los hombres se les daban instrucciones detalladas para no despertar a la víctima: no debían oler a perfume ni tabaco, calentar sus manos con agua y desvestirse en la cocina. Además de organizar los abusos, Dominique participaba en las violaciones y las filmaba, incitando a los agresores con comentarios degradantes. Se han registrado 92 violaciones cometidas por 72 hombres, aunque solo 50 han sido formalmente identificados.
Durante las declaraciones, Dominique admitió haber empezado a drogar a su esposa en 2011, cuando vivían en París, y continuar tras mudarse a otra ciudad en 2013. Utilizaba potentes ansiolíticos, principalmente Temesta, para mantener a su esposa inconsciente mientras se cometían los abusos. A pesar de reconocer que los participantes sabían que Giselle estaba drogada sin su consentimiento, defendió que cada hombre tenía la opción de irse si se percataba de la situación. “Cada individuo disponía de su libre arbitrio y hubiera podido partir al percatarse de la situación”, explicó Dominique.
El caso ha conmocionado a Francia y ha requerido un dispositivo especial en el tribunal de Aviñón para manejar la magnitud del proceso. Giselle ha solicitado que el juicio sea público, con el deseo de que su historia se conozca y la vergüenza recaiga sobre sus agresores. Sus hijos la acompañan: “Esta es una manera para ella decir que se puede superar este trance, aunque hoy solo es el comienzo, y que es necesario que se sepa y que la vergüenza cambie de lado”.
El abogado de la víctima ha señalado que el juicio será "terrible" para Giselle, ya que vivirá por primera vez, a través del testimonio y las pruebas, las violaciones sufridas durante diez años. Para ella, este proceso es una oportunidad de visibilizar la crueldad a la que fue sometida y una forma de intentar cambiar la narrativa de su historia para buscar justicia.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y no te pierdas la última hora y toda la actualidad de antena3noticias.com