MANIFESTACIONES EN LAS CALLES
La autopsia sugiere suicidio, pero la fiscal no descarta que fuera inducido. Lo llama "muerte dudosa". Alberto Nisman se pegó un tiro en la cabeza con una pistola que había pedido prestada el día anterior.
"En esto me puede ir la vida" le dijo días antes a una diputada. Era una acusación muy dura: la presidenta del país podría haber fabricado un plan para encubrir a Irán tras el atentado que hace veinte años mató a 85 personas en Buenos Aires.
Cristina Fernández de Kirchner niega las acusaciones y cree que Nisman fue víctima de un complot para acabar con el Gobierno. Y como prueba apunta a una mano negra que le hizo volver de sus vacaciones en Europa, aunque el fiscal contó que regresaba porque quería preparar su intervención. Eran dos años de trabajo y 961 discos llenos de información que ahora han sido requisados, acusaciones endebles para la Casa Rosada.
Los compañeros de Nisman exigen seguridad para el nuevo equipo de fiscales que lleva el caso. Van a declarar los escoltas encargados de su protección. Nisman les pidio que le dejaron solo horas antes de su muerte.
La calle, mientras tanto, exige respuestas al Gobierno de Kirchner. Miles de personas convocadas en varias ciudades por las redes sociales se han manifestado con pancartas de 'Yo soy Nisman', versión argentina de solidaridad con Charlie Hebdo. Se movilizan contra lo que califican como un sistema mafioso y asesino. Están a favor de la verdad y la transparencia política. La oposición acusa al Gobierno de maniobrar para situar en el poder a fiscales y jueces amigos que garanticen la impunidad a la presidenta en el caso Nisman y cuando abandone la Casa Rosada en diciembre.
Mientras, el parlamento argentino guardaba un minuto de silencio por la muerte de Nisman. La prensa recoge la indignación y el grito de justicia que lanzan los ciudadanos, y todos reclaman a Cristina Kirchner que dé la cara en lugar de explicarse a través de internet.