EN REINO UNIDO
Sue Ruck, una madre de 61 años, ha sufrido la amputación de su pierna después de golpearse el dedo gordo con su silla de ruedas en Portsmouth. Para evitar que acabara de esa manera, la mujer acudió al médico desde un primer momento para que se lo revisara, pero después de dos semanas el dolor fue a más y la trasladaron al hospital por una infección. Allí estuvo ingresada durante tres días antes de recibir el alta, pero desarrolló una sepsis y la herida se hizo cada vez más grave.
"Sólo quiero que se aprendan la lección para que no le pueda suceder a nadie más"
Por ello, los médicos decidieron que lo mejor era amputarle el dedo, pero cuando entraron en quirófano los cirujanos se dieron cuenta de que la infección se había diseminado y tuvieron que amputar la pierna por debajo de la rodilla. Debido a que considera que el trágico final se debe a que no se la trató con cuidado desde un principio, Sue ha demandado al hospital británico que la trató: "Es difícil comprender cómo un golpe en un dedo puede acabar en una lesión tan catastrófica". "Sólo quiero que se aprendan la lección para que no le pueda suceder a nadie más", añade, según recoge 'Metro'. No sólo Sue ha pasado a ser una persona dependiente, sino que su marido George, de 65 años y recién jubilado, se ha tenido que convertir en su cuidador.
Portsmouth Hospitals NHS Trust, grupo dueño del hospital, está estudiando lo ocurrido y haciendo su propia investigación. Mientras, el bufete de abogados está reuniendo pruebas médicas de expertos a la vez que buscan obtener los fondos necesarios par ayudar a la rehabilitación y recuperación de Sue. Su abogada explica que. su clienta "está desesperada por respuestas y siente que su diabetes debería haber levantado una bandera roja cuando estaba siendo examinada".