Vilna OTAN cumbre
Un mensaje de apoyo fuerte a Ucrania y a sus deseos de entrar en la alianza. Es lo que esperan transmitir los líderes de la OTAN cuando se reúnan este martes y miércoles en Vilna, Lituania, en una cumbre llamada a definir el futuro de la relación con Kiev y en la que se espera la participación del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. Pero hay divisiones y un día antes de su comienzo, aliados como EE.UU o Alemania descartan, de momento, su incorporación al organismo.
Lleva meses anunciándose como una cumbre histórica pero parece que la reunión de Vilna comienza dividida. De esta cita no saldrá un calendario ni una referencia temporal a la incorporación de Ucrania en la OTAN. Tampoco habrá una invitación oficial. Algunas fuentes dan por hecho que el comunicado -que han preparado durante días los miembros- llegará abierto a la mesa.
Año 2008. La cumbre de Rumanía abría las puertas a Ucrania y Georgia, asegurando que se convertirían en miembros de la Alianza. Ahora, el desafío es encontrar un discurso que no quite esperanzas ni desmotive a Kiev, y a la vez, sea diferente a la declaración de Bucarest de hace 15 años. Los 31 aliados están ahora divididos en cómo reflejar y aterrizar estas aspiraciones en el marco de la guerra y con Ucrania más próxima al eje transatlántico.
Los más proclives a un compromiso claro son los países del Este y los Bálticos. Alemania o Estados Unidos rebajan las expectativas. España, en el punto medio, aboga por ir un paso más allá de Bucarest sin que a la vez se asuman demasiados riesgos.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, asume que su país no va a formar parte del mayor foro militar del planeta mientras la guerra continúe su curso. Pero exige en contrapartida una garantía de que la incorporación se producirá una vez depositadas las armas.
El despliegue de seguridad en el país no tiene precedentes. Hasta 16 países aliados han contribuido con el envío de efectivos. Se han desplegado unos 1.000 agentes, entre policías, militares o equipos de respuesta a potenciales ataques químicos, biológicos, radiológicos y nucleares. Lituania ha triplicado su personal en las fronteras con Bielorrusia (la frontera está a 30 kilómetros) y con Rusia (Kaliningrado).
Alemania ha desplegado sus unidades de defensa aérea Patriot en el aeropuerto de Vilna, donde la mayoría de los líderes llegarán a partir de las 7 de la tarde de este lunes. Son capaces de interceptar misiles balísticos, aviones y misiles de crucero. También Francia, Finlandia y Dinamarca tienen aviones de combate basados en Lituania, para reaccionar si fuera necesario. Reino Unido y Francia también apoyan con sistemas anti-drones.
Mientras Ucrania todavía ve lejos el ingreso en la OTAN, Suecia vislumbra ya su entrada. Tras meses de tensión y bloqueo turco, se espera que su camino se despeje este lunes. Stoltenberg ha convocado un encuentro para este lunes entre el presidente turco y el primer ministro sueco en el que se anticipa un acuerdo político.
Aún falta la ratificación oficial de la Asamblea turca y del Parlamento húngaro para que el proceso se formalice. Aunque serían meras formalidades, el ingreso podría demorarse semanas e incluso meses.
Ahí, el reelecto Recep Tayyip Erdogan es un claro triunfador. Ha conseguido que Suecia cambie su Constitución, endurezca su ley antiterrorista e incluso deporte a algún combatiente del PKK, el partido de los trabajadores del Kurdistán. En la OTAN hay mucha urgencia para que el proceso finalice.
La decisión de Estados Unidos de enviar por primera vez desde el inicio de la guerra, bombas de racimo al frente, ha enturbiado la cumbre también. La Administración Biden reconoce que ha sido una decisión difícil de tomar pero asegura que es necesaria por la escasez de munición de Ucrania. La medida es muy polémica porque más de 100 países tienen prohibidas estas bombas, y muchos son aliados de EEfUU. Las principales víctimas de este tipo de bombas son los menores.