Energía nuclear
Alemania da el adiós definitivo a la energía nuclear, un plan que se ejecuta con grandes dudas sobre el futuro energético del país.
Alemania pone fin a la energía nuclear. Es un día histórico para el país, que apagará los últimos tres reactores en funcionamiento. Berlín culmina el plan que diseñó la excanciller Angela Merkel tras la catástrofe de Fukushima, pero se ejecuta con grandes dudas sobre el futuro energético del país.
Inicialmente prevista para el 31 de diciembre de 2022, el Ejecutivo presidido por el socialdemócrata Olaf Scholz retrasó la desconexión de los últimos tres reactores en tres meses, después de que los test de estrés a los que fue sometido el sistema eléctrico revelaran vulnerabilidades de cara al invierno.
No obstante, ya en la recta final del apagado, las organizaciones de la industria alemana han alertado de las posibles consecuencias para un sector castigado por el elevado coste de la electricidad, mientras que la oposición democristiana ha propuesto diversas fórmulas para diferir la desconexión de los reactores.
Los reactores contribuían a la generación de electricidad con aproximadamente un 5 % del 'mix energético', en el que según datos de la Agencia Federal de Redes las energías renovables representan cerca del 60 % y los combustibles fósiles un 30 %, de los que dos tercios corresponden al carbón y uno al gas natural.
Mientras Alemania desconecta este sábado sus últimas centrales atómicas, los países del centro y el sureste de Europa siguen apostando por este tipo de energía para cubrir sus necesidades. Francia ha redoblado su apuesta por esta tecnología.
Ahora cada país tira por vía distinta en lo energético, con la influencia que esto puede tener en la discusión sobre el futuro de Europa en este ámbito.
Por su parte, Bulgaria cubre hasta el 40 % de su demanda eléctrica con los dos reactores de la central de Kozloduy, construida con tecnología soviética en la década de 1970, que tienen una potencia de 1.000 MW cada uno.
Eslovenia y Croacia comparten la central nuclear de Krsko, ubicada en Eslovenia, que empezó a funcionar en 1983, cuando ambos países formaban parte de Yugoslavia. La planta tiene un reactor de la empresa estadounidense Westinghouse. Los dos países gestionan conjuntamente la central y comparten la energía que produce, que satisface el 20 % del consumo eléctrico de Eslovenia y el 16 % de Croacia. La central fue construida con una vida operativa de 40 años, que el pasado enero fue ampliada hasta 2043, después de que la planta fuera sometida en 2022 a una revisión general.
Así se irán cerrando las centrales nucleares si no hay cambios antes de 2024
El fin de las centrales nucleares parece estar cerca. A pesar de que la Sociedad Nuclear Española ha pedido al Gobierno que alargue el funcionamiento "al menos" 20 años más en la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) que está prevista para 2023 y que de momento no se ha modificado.
La primera central nuclear se cerrará en España en el 2027 y será la de Almaraz I (Cáceres). Este año será "clave" para la energía nuclear, de no haber cambios, 2024 será el límite sin retorno para que se cierre Almaraz I, según está previsto en el calendario del Gobierno.
Sin embargo, hace apenas dos semanas, la Comisión Europea incluía la energía nuclear entre las industrias que la Unión Europea considerará 'limpias' en el marco de su plan para contrarrestar el impacto en la economía europea de la Ley para la Reducción de la Inflación (IRA) de Estados Unidos y a las inversiones anunciadas por China. Hace aproximadamente un año, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, veía como un "gran error" la decisión de Bruselas de mantener el gas y la nuclear como energías verdes.