CRISIS SOCIOPOLÍTICA
Las, por lo menos, once muertes ocurrieron durante ataques simultáneos a Diriamba y Jinotepe, que comenzaron de madrugada y se extendieron hasta la noche de este domingo, víspera de la reanudación del diálogo nacional para intentar resolver la crisis que atraviesa este país centroamericano.
Los activistas del Cenidh coincidieron con los manifestantes "autoconvocados" de ambas ciudades, en señalar que la mayoría de las muertes fueron ocasionadas por las "fuerzas combinadas" del Gobierno, conformadas por policías, agentes antimotines, parapolicías, paramilitares y grupos oficialistas, fuertemente armados.
La Policía Nacional únicamente informó de dos fallecidos en el ataque, ambos policías, y atribuyó las muertes a grupos de "terroristas".
Esta misma noche las "fuerzas combinadas" también atacaron la sede de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), donde "secuestraron" al menos a tres estudiantes, según el Cenidh, que no califica como "arrestos" las detenciones ilegales del Gobierno.
Hasta el viernes pasado la cifra de fallecidos por la represión en Nicaragua era de 310, según la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH).
El país centroamericano está sumergido en la crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980, con Ortega también como presidente.
Las protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril pasado, por unas fallidas reformas de la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción.