ACUSADA DE ASESINATO MÚLTIPLE POR ODIO RACISTA
La Audiencia de Múnich, donde tiene lugar desde 2013 el proceso contra Zschäpe, desestimó la petición presentada por tres de los cuatro letrados de la mujer para ser liberados de la defensa, con el argumento de que, al ser abogados de oficio, no les corresponde a ellos rechazarla.
La decisión de la Corte sigue a reiteradas demandas de la propia encausada contra su equipo legal.
Los abogados habían formalizado este mismo lunes su solicitud en un escrito con el argumento de que la relación con su defendida estaba "destruida" y tras afirmar que eran conscientes de que su abandono podía implicar tener que repetir desde el principio el proceso.
Zschäpe, de 40 años e imputada por pertenencia a un grupo terrorista de ideología nacionalsocialista e implicación en asesinato múltiple por odio racista, se negó desde el principio del juicio a cooperar tanto con los abogados asignados como en el procedimiento judicial.
La neonazi, miembro del grupo "Clandestinidad Nacionalsocialista" (NSU), ha persistido en su silencio desde el inicio del juicio, el 6 de mayo de 2013, tratando además de ocultar su rostro a las cámaras, que de acuerdo a la práctica alemana se retiran de la sala antes del inicio de las vistas.
Es la única superviviente del trío que formó junto con sus dos compañeros -Uwe Böhnhardt y Uwe Mundlos-, que entre 2000 y 2007 mató impunemente a ocho turcos y un griego, siempre con la misma pistola, además de a una agente de la Policía.
Aparte de esas muertes, el grupo fue responsable, según la Fiscalía, de dos atentados con bomba, en que resultaron heridas 23 personas, y cometió al menos 15 atracos a bancos para financiarse.
La existencia del grupo salió a relucir en noviembre de 2011, cuando los dos hombres se suicidaron en su vehículo al verse acorralados por la Policía tras un atraco.
Zschäpe incendió a continuación la casa donde vivieron los tres e inmediatamente después se entregó a la Policía.
En la casa se incautó abundante material inculpatorio, incluidos vídeos donde se detallaban, en versión cómic, sus asesinatos de pequeños comerciantes inmigrantes en distintos puntos del país.
El caso derivó en escándalo político y policial, ya que hasta entonces tales asesinatos se habían atribuido a ajustes de cuentas entre extranjeros y no se investigó una posible trama neonazi. Sobre las fuerzas de seguridad alemanas cayeron sospechas que iban del encubrimiento a la inoperancia por negligencia, lo que precipitó varias dimisiones y una reestructuración en los servicios de espionaje alemanes.