UNA DE LAS GRANDES PREOCUPACIONES
La seguridad es palpable por todos los lados de Río de Janeiro. En la playa, patrullando la bahía, o apostados en los tejados. Cerca de 90.000 agentes están desplegados para garantizar la tranquilidad durante el evento.
Policías, militares y unidades especiales han tomado las calles. Es el reto de estos Juegos. No sólo evitar un ataque yihadista, también garantizar la seguridad en Río de Janeiro, donde la media de asesinatos es de 400 al mes.
Una violencia que ha visto de cerca el equipo de baloncesto chino. El autobús en el que viajaban, se vio envuelto en un tiroteo entre bandas. Los jugadores tomaron fotografías de la gente que se tiraba al suelo para protegerse de las balas.
Aunque éste no ha sido el único susto de la delegación china. A uno de sus atletas le robaron el ordenador después de vomitarle encima, y a la estrella del equipo de esgrima intentaron arrancarle un colgante mientras paseaba.
Australia y Dinamarca también han sufrido robos en sus apartamentos de la villa olímpica. Los ladrones aprovecharon una falsa alarma de incendio para limpiar las habitaciones. La respuesta de la organización ha sido doblar la seguridad.
Para evitar problemas, la delegación española ha contratado por primera vez seguridad privada, a falta del equipo de agentes que suele viajar a grandes eventos deportivos. Brasil se ha negado a recibir ayuda.