ASÍ LO VIVIMOS
Laika era una perra callejera que fue recogida, al igual que las demás candidatas, en Moscú. Tenía tres años y pesaba alrededor de seis kilos. El lanzamiento se realizó en plena carrera espacial entre Estados Unidos y Rusia. El entonces número uno soviético, Nikita Jruschov, en su objetivo por demostrar la superioridad de la Unión Soviética, mandó el segundo satélite artificial de la historia al espacio con Laika en el interior.
Para acostumbrarla al vuelo espacial, Laika fue sometida a distintas simulaciones. Utilizaron desde centrifugadoras hasta jaulas de tamaño muy reducido para que pudiera estar en la cápsula presurizada, de 80 centímetros de largo, donde sería lanzada al espacio.
Tras la novena rotación, la temperatura en el interior de la cápsula donde Laika se encontraba ascendió a 40 ºC como consecuencia de la falta de protección hacia la radiación solar. Ese fue el final para el animal que se convirtió en el primer cosmonauta del planeta. Tendría que haber sobrevivido alrededor de ocho días, y pereció al cabo de unas horas debido a las altas temperaturas y la deshidratación.
Finalmente, la nave se desintegró en la atmósfera en abril de 1958, con Laika muerta desde hacía meses. Según la bióloga Adilia Kotovskaya, ahora una anciana, sabían que iba a morir: "Le pedí que nos perdonara y lloré al acariciarla por última vez"