ESPECIAL 'VENEZUELA AL LÍMITE'
"No hay forma de derrotar a la violencia mientras el sistema de la Administración de Justicia no haga su trabajo", asegura Enrique Capriles, dos veces candidato a la Presidencia de Venezuela. Con 27.000 asesinatos en 2015 y el 92% de impunidad, la violencia se muestra como gran problema de Venezuela y, en concreto, Caracas se ha convertido en la ciudad más peligrosa del mundo. Este problema que sacude al país se ve agudizado por otro dato: hay sin controlar millones de armas.
"Aquí hay un tema de que matan a los venezolanos en las calles, todos los días, todo el tiempo, a cualquier hora del día. ¿Qué hace el Estado por ellos? La respuesta es 'nada'", cuenta la diputada opositora Delsa Solórzano.
Es en la morgue es donde se palpa el drama. Los caraqueños saben que es una cuestión de una lotería porque pueden ser víctimas de la violencia en cualquier momento. "La seguridad está fatal y la culpa es del Gobierno porque no busca la manera de hacer algo. Matan, matan y matan y están perdiendo la vida muchos inocentes", afirma Pedro, que acaba de enterarse de que ha muerto su hermano, que presenció un ajuste de cuentas entre bandas, que no quisieron dejar testigos.
En Caracas viven 8,5 millones de habitantes. La mayoría vive en barrios, allí llamados ranchos, las zonas más peligrosas y también las más pobres. En estas zonas, la presencia chavista es más importante. En uno de los más humildes, llamado La Cruz Alta, un ciudadano en la cola de un supermercado dice que "no le van a echar la culpa al Estado" del desabastecimiento sino a "la cadena de producción". Incluso habla de guerra económica "con fines netamente políticos".
En estos barrios tan míseros, los venezolanos viven sin agua potable. Malviven entre la lacra de la extrema violencia. Ahí, los asesinos son los dueños de la calle. No hay Policía. Es una situación de total inseguridad, especialmente estremecedora cuando en la madrugada los ciudadanos tienen que salir de casa para ir a comprar. Muchos, sin trabajo ni recursos, han perdido la esperanza.