Rusia

25 años desde que Putin ganó las elecciones en Rusia: del KGB a prácticamente zar

Un día como hoy, en el año 2000, el líder del partido conservador Rusia Unida era elegido por primera vez como Presidente

Imagen de archivo de Vladimir Putin

Este 26 de marzo se cumplen 25 años desde que Vladímir Putin ganó las elecciones y se puso a la cabeza del Kremlin. Un día como hoy, en el año 2000, el líder del partido conservador Rusia Unida era elegido por primera vez como Presidente. Ya es un cuarto de siglo en el poder marcado por un aumento de la represión en su país y varias intervenciones militares, la más reciente, la invasión de Ucrania.

Son 25 años de poder absoluto en Rusia. Sucedió a Boris Yeltsin en 1999 tras su dimisión y unos meses más tarde fue elegido por mayoría absoluta con el 53% de los votos. "Nos hemos alejado del borde del precipicio", dijo en aquel momento. Más de dos décadas después Rusia ha protagonizado la segunda guerra chechena (1999-2009), inició la invasión de Georgia en 2008 y consumó la eterna amenaza de invadir Ucrania.

Putin dejaba atrás su pasado como espía del KGB y cultivaba su imagen de líder a base de represión y propaganda. El endurecimiento del régimen ha sido un proceso gradual. Vladímir Putin ha contado con la lealtad pasiva de la población a cambio de una estabilidad que se ha visto quebrada con el aislamiento de Occidente tras la invasión de Ucrania. Sin embargo, la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca le ha permitido salir en parte del aislamiento internacional.

Como si hablásemos de un zar, Putin ha liderado un régimen absolutista mostrando una fe ciega en la Iglesia Ortodoxa. Desde un fuerte nacionalismo ha tomado todo tipo de decisiones, como la reforma constitucional que le permite perpetuarse en el poder hasta el 2036. Pasará a los anales de la historia por tomar la decisión de invadir Ucrania, la primera invasión de un país europeo desde la II Guerra Mundial.

El presidente ruso ha tenido bien claro durante estos 25 años cómo continuar en el poder. Sus esfuerzos han pasado también por la cultura, la educación, la economía y la tecnología rusas. Gracias a sus contactos del antiguo KGB, también ha declarado la guerra a su pueblo. Le declaró la guerra a los opositores como Navalni; a los escritores como Akunin; a los artistas, periodistas, activistas y científicos no suficientemente patrióticos; y a todos los jóvenes que no quieren combatir en el país vecino.

Desde el ámbito internacional, el líder del Kremlin ha pasado de aquellas recepciones oficiales en Buckingham Palace con la reina de Inglaterra Isabel II o sus amables encuentros con George Bush a convertirse en prácticamente un paria para Occidente.

Todos los posibles rivales de Putin han han acabado en el exilio, en la cárcel o muertos. Como ocurrió con Borís Nemtsov o Alexei Navalni, fallecido de forma repentina en una remota prisión ártica donde cumplía una larga condena acusado de fraude y extremismo.

Una guerra relámpago... O no

Los deseos imperialistas de Vladímir Putin le llevaron a dar la orden el 24 de febrero de 2022 a sus Fuerzas Armadas para tomar Ucrania. Rusia planteó una guerra relámpago que no funcionó. Los soldados rusos llevan tres años derramando su propia sangre y la ucraniana en el país vecino. La guerra ha puesto de manifiesto que Rusia, aunque sea capaz de producir misiles hipersónicos, es un país tecnológicamente atrasado y no preparado del todo militarmente.

Así lo entendió el jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin. El líder de los mercenarios buscó sublevación armada, que despertó del letargo a muchos rusos, pero que le costó la vida. Los servicios secretos rusos -la columna vertebral del régimen- ya acumulan varios errores como atentado islamista que costó la vida a 145 personas en marzo de 2024.

Vladímir Putin cumple así 25 años en el poder. A sus 72 años no escatima en amenazas contra Occidente y saca pecho de su arsenal nuclear. Ahora negocia una posible paz con Donald Trump en Ucrania con Kiev como prácticamente actor secundario. El invadido, a segundo plano. El ex agente del KGB no parece que tenga intenciones de poner fin a su carrera como 'nuevo zar' mientras que Europa se prepara ante posibles escenarios bélicos.