SOMETIDOS A UN ALTO RIESGO DE RADIACIÓN
Son los únicos que quedan en el corazón de esta bomba de relojería. Los japoneses los llaman Shishiku (héroes), pero se les como los liquidadores. Se trata de 180 hombres que se han prestado voluntarios para intentar evitar una fuga nuclear.
Entre ellos está el jefe de la planta, el último que abandonará el lugar. Ingenieros y físicos que miden la presión y la temperatura para tomar unas importantes decisiones. Hay simples operarios que deben reparar contrareloj lo dañado e intentar enfriar los reactores. Por último, bomberos apagando contínuamente los fuegos que se repiten día tras día.