COVID-19
Las muertes asociadas al coronavirus han sido mayores en hombres que en mujeres en todos los países analizados. En general, había hasta cinco veces más niños que perdían a su padre que a su madre.
Un estudio publicado en la revista The Lancet estima que 1,1 millones de niños ha perdido desde el inicio de la pandemia del coronavirus en el mundo a uno de sus cuidadores principales ya sea los padres o abuelos. La cifra total aumenta, durante los 14 primeros meses de la pandemia del COVID-19, a 1,5 millones si además de los cuidadores principales se tienen en cuenta los secundarios.
En la investigación se diferencia entre cuidadores primarios: progenitores y abuelos custodios que son aquellos que cuando los padres no están en el hogar cuidan al menor. Los secundarios son los abuelos y otros familiares mayores que, junto a los padres, ayudan en la crianza y viven en la misma casa.
En el estudio se tuvieron en cuenta cifras del coronavirus de al menos 21 países y de los resultados se refleja que en países como Perú, Sudáfrica, México, Brasil, Colombia, Irán, Estados Unidos, Argentina y Rusia la tasa de mortalidad de los cuidadores primarios fue de, al menos, uno por cada mil niños.
Del 1,1 millones de niños que por la COVID-19 perdió a uno de sus cuidadores primarios, un millón quedó huérfano de madre, padre o de ambos, aunque la mayoría perdió a uno, no a ambos progenitores. Las muertes asociadas con el Sars-CoV-2 eran, en todos los países, mayores entre los hombres que entre las mujeres, sobre todo en las edades medias y avanzadas. En general, había hasta cinco veces más niños que perdían a su padre que a su madre.
Cómo afecta en la salud mental de los menores
Las experiencias traumáticas, como la pérdida de un padre o un cuidador, se asocian con el aumento del consumo de sustancias, las condiciones de salud mental y otras de comportamiento y salud crónica.
"Estudios como este desempeñan un papel crucial a la hora de esclarecer las consecuencias duraderas de la pandemia de covid-19 para las familias y la futura salud mental y el bienestar de los niños de todo el mundo", según la directora de Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA), Nora Volkow, que financió, en parte el trabajo.