Lotería de Navidad
Nunca olvidarán el número que les cambió la vida: el 71.198. El bar de toda la vida, O Cascudo, repartió 220 millones entre los vecinos.
El 22 de diciembre de 2017 David Eimil estaba en su casa, con su padre, a punto de salir para trabajar a su bar, O Cascudo, en Vilalba (Lugo), donde estaban su madre y hermana. Parecía un día más, pero quedó marcado de por vida en el calendario, no solo de su familia sino de todo su ayuntamiento. Recibió una llamada de su hermana en la que le decía que habían ganado el Gordo de la Lotería de Navidad. "Yo le decía 'lo que tú digas' porque claro, no te lo crees, piensas que eso nunca pasa", explica David. Lo que pensaba era, más bien, que a él no le tocaría esa suerte. Pero, dudando, miró después en la prensa y habían colgado el número agraciado que, efectivamente, era el suyo, el de su bar.
"Luego fue mi padre el que no me creyó a mí", sigue, "hasta que entramos en el coche para ir hacia el bar, pusimos la radio y escuchamos que estaban entrevistando al alcalde de Vilalba". Entonces, fueron más conscientes todavía. Y al llegar al local, todo fue fiesta.
Antes de eso, madre y hermana también habían discutido sobre lo que no podían creerse. "Estaban en el bar con el sorteo puesto y una de ellas dijo que, por lo menos, teníamos el reintegro del Gordo", dice Eimil, pero una se dio cuenta de que no era el reintegro, sino su número íntegro. Automáticamente comenzó a sonar el teléfono y también fueron conscientes.
En Vilalba no solo cayeron los 220 millones que repartieron los décimos vendidos por el bar, sino que la administración del pueblo también había entregado otros 750 boletos. El que más o el que menos, en casi cada casa hubo un pellizco. Y es que habían caído más de 500 millones de euros en el municipio.
"Hacía falta el dinero (en Vilalba), en lo que más se gastó fue en arreglar y acomodar las casas", cuenta David, aunque reconoce que también se compraron muchos coches. Ellos, en su caso, arreglaron el bar y también cambiaron algunos de sus coches: "Mis padres tenían, como todos, el coche de siempre al que le iban haciendo arreglos para que fuese aguantando". "Lo típico: te compras un piso y un coche y poco más, pero por lo menos tienes una casa tuya, sin hipoteca", dice el vilalbés. Aunque él también se compró un cortacésped, menciona.
Según cuenta, por lo menos y principalmente, repartió tranquilidad en el pueblo: "Al final tienes que hacer la vida como la hacías, aunque con más tranquilidad", aclara. Y tiene alguna que otra recomendación para aquellos agraciados a los que les toque este año el gran premio: "Cabeza fría, que piensen en qué los van a gastar porque realmente es mucho dinero". El dinero, dice, pronto se gasta, así que primero, recomienda tomarse un tiempo para pensárselo: "Al tener el dinero todo va rápido, así que lo principal es tener claro qué hacer con él y ya luego gastarlo".
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