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La historia de San Guim de Freixenet, el pueblo que lleva 122 años jugando al mismo número y nunca toca

Desde hace 5 generaciones en San Guim de Freixenet (Lleida) apuestan por el 11457. Llevan 122 años jugando y jamás toca.

Estos días todos sueñan en convertirse en millonarios pero en un pueblo catalán, San Guim de Freixenet y en el vecino municipio de Calaf llevan 122 años jugando al mismo número sin suerte. En Navidad, en Reyes y cada semana a la lotería y jamás les toca nada. ¿Es un número maldito? De eso nada, nos cuentan sus vecinos que nunca pierden la fe en esa cifra y aseguran que este año el sorteo puede llenar las calles del pueblo de millones.

El azar y una baraja de cartas, las culpables del número

Un grupo de amigos decidió el número jugando a cartas hace 122 años y desde entonces, no han perdido la esperanza. Francesc Forn, vecino, nos explica lo que le han contado en su casa desde que era pequeño. Sus antepasados sentados en la mesa de un bar echaron las cartas y la cifra que salió fue el 11457. Sus apuestas no han variado desde aquel día. Y añade, "se sigue jugando todos los años, no ha tocado, pero la ilusión está intacta".

El gordo era poco más de 60 euros

En aquellos tiempos cada décimo costaba 3 pesetas y el Gordo de la lotería eran 10.000. Es decir, cada boleto costaba menos de 2 céntimos y el gran premio eran unos 60 euros, toda una fortuna en la época. Los familiares guardan esos décimos históricos para mostrar la fidelidad al número y muestran uno que data de 1903.

Este año sí

Jordi Sangrà, del restaurante Ke Diví, de Calaf, es ahora el encargado de distribuir el número "maldito". Primero lo vendía su tío en un bar de San Guim de Freixenet y ahora tras jubilarse, lo hace él. Jordi mantiene intacta su devoción por el 11.457 y nos explica "que se agota rapidísimo", en septiembre ya no queda ni uno. "hay total fascinación por el número a pesar de que no ha tocado".

Botellas de cava con el número

Es tal su fidelidad, que incluso este año, ha imprimido en la chapa de 500 botellas de cava el número. "Es una forma de llamar a la suerte", nos explican sin perder la sonrisa. Pero no acaba ahí, Jordi ha ido más allá y se ha preguntado que quizás sus antepasados se equivocaron en el orden de los números y este año también tiene décimos con ese 11457, pero al revés. " Hay que intentarlo todo".

¿Estará el número en el bombo?

El propio alcalde de San Guim de Freixenet, Francesc Lluch, nos explica, entre risas, que "había una lenda urbana que decía que el número no estaba en el bombo" pero que una vez fue al sorteo en Madrid para comprobar que estaba. " El número no toca, siempre el 22 de diciembre, en San Guim de Freixenet, es el día de la salud".

Confiados y divertidos, sus vecinos creen que este año quizás sí, quizás sea el momento de que toque el número que nunca toca. Por si acaso, ya han descorchado una botella de cava para celebrar la tradición y esperan abrir alguna más de las 500 que tienen preparadas " la fidelidad histórica tras 122 años debe tener premio".