CONSULTA ALTERNATIVA DEL 9-N
De todas las dudas, y no son pocas, en torno a la votación la primera es fundamental: ¿qué es? No se trata de un referendum, ni siquiera una consulta. Formalmente el 9-N se asemeja a una encuesta y aún así, bastante particular. Con urnas y papeletas, sí, pero ¿garantías democráticas? no las hay.
La base de este tipo de votaciones, un censo, no existe. En su lugar los votantes tienen que inscribirse en un registro que luego destruirán, pero el sistema informático no está conectado con el resto de colegios y en teoría, es imposible controlar si alguien vota dos o tres veces!.
En un proceso normal, la Junta Electoral resolvería las denuncias y reclamaciones, pero hoy en Cataluña no hay nada similar. El Govern se mantiene al margen, y es más, confía en los voluntarios para abrir y cerrar las puertas, recoger las papeletas y hacer el recuento.
Todo está en manos de quienes han sido convocados por Artur Mas y por la Asamblea Nacional Catalana. Es decir, la gestión del proceso, y eso es básico, no es neutral. El envío de cartas con propaganda en los últimos días a nombre de ciudadanos, y no de forma genérica, es la enésima denuncia que suma este proceso.