Opinión
La demostración de que estamos ante un problema de primera magnitud es que hoy, el presidente del Gobierno ha pedido mayor implicación a la OTAN, que, como se sabe, es una organización militar, no una ONG.
Asistimos desde hace tiempo a una sucesión de debates, acusaciones cruzadas y declaraciones altisonantes sobre la inmigración irregular. No es un problema nuevo. Dura ya muchos años, aunque se ha recrudecido en los últimos meses y, especialmente, en las últimas semanas, cuando la llegada de cayucos ha sido continua. Por ejemplo, a Canarias.
La previsión es que en estos meses de verano llegarán miles de inmigrantes más. Y en estos años, ni los gobiernos españoles ni las autoridades europeas han sabido o podido encontrar una forma efectiva de gestionar esta realidad.
Y la demostración de que estamos ante un problema de primera magnitud es que el presidente del Gobierno ha pedido mayor implicación a la OTAN, que, como se sabe, es una organización militar, no una ONG.
Por su parte, Feijóo ha plantado cara a la amenaza de Vox de romper los gobiernos autonómicos que comparten. Como se ve, la crisis migratoria condiciona la agenda política nacional e internacional. Y, de momento, sin que nadie encuentre la solución. Quizá, porque no exista.
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