Opinión
Vicente Vallés analiza la actualidad política de cara a la investidura de Pedro Sánchez.
Pedro Sánchez se comprometió en su día a no negociar nunca con el partido de Otegi. Y se comprometió en su día a hacer todo lo posible por traer a Puigdemont para llevarlo frente a la justicia española.
Ahora, Pedro Sánchez ha dejado atrás esos compromisos que se puso a sí mismo y que hizo públicos ante los españoles, y se ha reunido con Bildu y con Junts para pedirles el voto en su investidura.
La imagen es importante en política, y esas fotos quedan ya para la historia. Pero, de momento, solo las fotos. Porque tanto Sánchez, como Bildu, como Junts, han optado por el secreto absoluto sobre el contenido de sus negociaciones.
Solo la portavoz de Junts compareció, pero para limitarse a decir que todavía están lejos. Nadie de Bildu dijo nada, salvo para emitir una nota en la que dejan clara su voluntad de seguir siendo un partido satélite del gobierno. Y Patxi López, el habitual portavoz del PSOE, no apareció ante los medios, cuando sí había convocado a los periodistas después de todas las reuniones anteriores. Por ahora, todo es opacidad y nada es transparente en el camino de Sánchez hacia su investidura.