Miguel Ángel Blanco
Así se vivieron las 48 horas del secuestro de Miguel Ángel Blanco hace hoy 26 años.
El 10 de julio de 1997, la banda terrorista ETA secuestra a Miguel Ángel Blanco, concejal del Ayuntamiento de Ermua, exigiendo para su liberación el acercamiento de los presos de la organización terrorista a las cárceles del País Vasco. Ante la negativa del Gobierno de negociar con los terroristas, Miguel Ángel Blanco fue asesinado dos días después. Fueron 48 horas intensas, en donde la ciudadanía salió a las calles con más fuerza que nunca para defender la libertad y la democracia.
Miguel Ángel Blanco tenía 29 años y ejerció como concejal del Ayuntamiento de Ermua entre 1995 y 1997, durante esos años no ejerció ninguna responsabilidad importante dentro del Partido Popular, ni interna ni a nivel institucional, anteriormente había trabajado como albañil y economista.
El viernes 10 de julio de 1997, tres miembros de la banda terrorista ETA secuestran a Miguel Ángel cuando bajaba del tren para acudir a la empresa Eman Consulting, su lugar de trabajo, introduciéndolo en un coche oscuro.
ETA emitió un comunicado difundido por medio del diario Egin informando del secuestro y diciendo que si los presos de ETA no eran acercados a las cárceles del País Vasco antes de ese mismo sábado a las 16h, lo matarían.
El concejal fue retenido en algún lugar escondido maniatado hasta que se cumplió el plazo de las 48 horas. Fue llevado en el maletero de un coche hasta un descampado, en donde le dispararon dos veces en la cabeza a las 16:50 h.
Fue encontrado aún con vida por dos hombres que caminaban por el campo, y llevado a la Residencia Sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu, en donde falleció horas después en la madrugada del domingo.
El secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco supuso una importante movilización por parte de la sociedad contra ETA, con un sentimiento de rechazo en grandes sectores de la ciudadanía de toda España.
Los medios de comunicación trabajaron en una gran cobertura informativa, donde cadenas de televisión y periódicos lucieron lazos azules por la liberación del concejal y crespones negros tras su muerte.
Durante esos días, los ciudadanos de toda España tomaron las calles siguiendo la estela del pueblo de Ermua, en una movilización social sin precedentes para luchar por la libertad, la democracia y el fin del terror de ETA.