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Se cumplen 25 años del asesinato de Gregorio Ordóñez, el político que nunca tuvo miedo a ETA

El asesinato del político popular vasco, Gregorio Ordóñez, supuso el comienzo del fin de la banda terrorista ETA. Ordóñez murió por una bala en la nunca que disparó el etarra Javier García Gaztelu, Txapote.

El 23 de enero de 1995 Gregorio Ordóñez, político del Partido Popular en el País Vasco, era asesinado cuando comía en un restaurante de San Sebastián. Lo hizo sin darse cuenta, pues los autores 'valientes' de su asesinato prefirieron dispararlo en la nuca, a la espalda.

Atrás queda ya el mensaje que proyectaba su forma de ser acorde a su manera de pensar. "Prefiero estar amenazado por ser fiel a mis principios que vivir con la comodidad de quienes se arrodillan suplicantes ante ETA".

Por entonces, la banda Euskadi Ta Askatasuna (ETA) tenía clara cuál era su estrategia, instrumentalizar el sufrimiento. Tres años antes a la muerte de Ordóñez, en la localidad francesa de Bidart, se producía la caída de una parte importante de la cúpula de la banda terrorista. Se produjo en marzo de 1992, y desde entonces la banda no volvió a ser como antes.

Tenía una personalidad diferente al resto

Ordóñez no se echaba para atrás a la hora de emprender sus discursos contra la banda terrorista. Lo hacía a cara descubierta en el Parlamento Vasco y también desde el Ayuntamiento de San Sebastián, donde ejerció como concejal.

Su asesinato marcó un antes y un después en la opinión pública de España. Atrás dejó a su mujer, Ana Iribar; y un hijo pequeño, Javier, al que nunca pudo ver crecer.

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