COMPARECE EN EL SENADO

Santamaría: "Los independentistas han dejado muy claro que no han estado dispuestos a dialogar"

Sáenz de Santamaría ha subrayado que, "en contra de lo que prometían, no han traído la tierra prometida" y no han encontrado ningún reconocimiento internacional "en ningún rincón de la tierra" ni ningún encaje, "y eso que lo han buscado incluso en los referentes más tristes" de las últimas décadas.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha asegurado este jueves que "los independentistas han dejado muy claro que no han estado dispuestos a dialogar", lo que han demostrado negándose a participar en todos los foros a los que han sido convocados, y negando el diálogo en el propio Parlament.

Ante la comisión del Senado que tramita las medidas aprobadas por el Gobierno en aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña, la vicepresidenta ha recordado que los representantes de la Generalitat se han negado "de forma contumaz" a participar en la conferencia de presidentes autonómicos, en la definición del nuevo modelo de financiación y no han querido explicarse en el Congreso.

Ha recordado que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, invitó al de la Generalitat, Carles Puigdemont, a comparecer en el Congreso para defender sus posiciones, y lo rechazó. "El diálogo se conjuga en gerundio", ha dicho la número dos del Ejecutivo tras resaltar que "no han faltado oportunidades" y lo que han hecho los independentistas es faltar a todas y cada una de las citas. Incluso, ha añadido, han negado el diálogo a los representantes legítimos de los catalanes, tras lo ocurrido los pasados días 6 y 7 en el Parlament.

"El artículo 155 se ha planteado como el principio del fin de la desobediencia"

La vicepresidenta del gobierno considera que "ningún gobierno puede admitir que una democracia avanzada no sea plena en todo el país; y eso es lo que pasa en Cataluña de la mano de su Gobierno y de sus aliados parlamentarios". Y recuerda que "el propio presidente del Gobierno invitó a Puigdemont a exponer su visión en el Parlamento, donde se abordan las grandes decisiones del país. Nunca vino". Y avisa de que "han puesto a las instituciones de Cataluña al dictado del independentismo".

"Queremos un acuerdo que permita abrir una etapa en la que la ley y los derechos de la gente se respeten", y añade que "han puesto a las instituciones de Cataluña al dictado del independentismo"."Frente a una crisis que exigía esfuerzos, Artur Mas decidió sacrificar la convivencia en Cataluña".

Santamaría considera que el Govern no ha estado dispuesto a dialogar, "el señor Puigdemont ha dejado pasar todas las oportunidades". Y remite que el procedimiento del artículo 155 "se ha planteado como el principio del fin de la desobediencia".

Ante la comisión del Senado ha acusado a los independentistas de "echar por tierra la mejor Cataluña de su historia". Una Cataluña "emprendedora y dinámica, acogedora y abierta", que era el "orgullo de todos los catalanes y españoles", ha subrayado la vicepresidenta. Y ha subrayado que no se puede "olvidar" esa Cataluña. "Tenemos que rescatarla por mucho que algunos se empeñen en ponerla fuera de la ley", ha añadido.

Santamaría ha reprochado a los independentistas las negativas consecuencias económicas y sociales que están generando sus acciones en Cataluña, con la recesión a las puertas y una enorme fractura social, lejos de la promesa de "la tierra prometida".

Sáenz de Santamaría ha subrayado que, "en contra de lo que prometían, no han traído la tierra prometida" y no han encontrado ningún reconocimiento internacional "en ningún rincón de la tierra" ni ningún encaje, "y eso que lo han buscado incluso en los referentes más tristes" de las últimas décadas.

Además, ha replicado al vicepresidente catalán, Oriol Junqueras, y le ha dicho que "sí se van las empresas, sí se van los bancos", hasta el punto de que la desaceleración económica "si no la recesión" está llamando a la puerta de la economía catalana. Más grave aún, ha dicho, es la fractura social creada por los independentistas, "en las calles y en las casas", erosionando la tolerancia y la apertura que había caracterizado a la sociedad catalana.

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