PRIMERA INTERVENCIÓN EN LA ASAMBLEA DE LA ONU
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, reivindicó hoy ante la Asamblea General de la ONU el valor del diálogo para construir consensos y defendió su política migratoria que incluye medidas como el auxilio de migrantes en alta mar y que considera un "imperativo moral".
Sánchez intervino por vez primera ante la Asamblea General de Naciones Unidas en la apertura de su nuevo periodo de sesiones e hizo una cerrada defensa del multilateralismo. Para Sánchez, el mundo se enfrenta hoy a grandes desafíos globales y a los gobernantes se les piden hechos y lo que denominó "una auténtica agenda del cambio".
"Este tiempo no requiere de mensajes nacionales o excluyentes. Es el momento de forjar un nuevo liderazgo cooperativo desde la voluntad no sólo de escuchar al otro, sino de entender el porqué de sus razones, de asumir con un profundo sentido de la empatía que nadie por sí solo tiene el monopolio de la verdad", añadió.
Por ello, consideró necesario que haya liderazgos capaces de construir consensos y forjar acuerdos. Apartado especial dedicó al problema migratorio, ante el que instó a reconocer la situación que el drama de los refugiados provoca en los países receptores. Por ello pidió compromiso con esos estados y, "por encima de todo, justicia y reparto equitativo de esta responsabilidad en la que todos -dijo- tenemos la obligación de ayudar".
Sánchez explicó que España ha sufrido los embates de la crisis económica como pocos estados en Europa Occidental y, pese a ello, la inmensa mayoría de la sociedad jamás ha dado la espalda al drama migratorio. "Me siento orgulloso de ello. Me siento orgulloso de una sociedad que no se ha dejado radicalizar al calor de un discurso xenófobo y basado en la cultura del miedo al diferente", añadió.
El presidente del Gobierno consideró que quizás eso se deba al recuerdo de la historia de España, ya que fue un país de emigrantes y de refugiados. "Y por ello no vamos a escapar de nuestros compromisos internacionales. Si acogemos un barco a la deriva en el Mediterráneo con 630 seres humanos es tanto porque la legislación internacional lo exige como porque es un imperativo moral", explicó en referencia a la acogida de los migrantes del buque Aquarius.
Además, frente a la imagen de "países fortaleza, de narrativas excluyentes y xenófobas", contrapuso "solidaridad, humanidad y respeto". Ese desafío dijo que es bien conocido en España porque es un país de origen, tránsito, destino y retorno y, por ello, defiende una política migratoria cuyo objetivo último sea abordar las causas profundas de la migración, como la pobreza, la degradación ambiental o la ausencia de expectativas.
Tras pedir que se sitúe la dignidad del ser humano en el centro de la acción política, Pedro Sánchez garantizó el compromiso de España en la defensa de ese valor y llamó a hacer frente a problemas como la discriminación de las mujeres, la pobreza infantil o el cambio climático.
También apeló a avanzar en medidas para garantizar la seguridad y la lucha contra el terrorismo y consideró que hay pocos ámbitos como éste en el que la cooperación y el multilateralismo pueden dar mejores frutos. Pero al mismo tiempo calificó de imprescindible combatir el odio y la violencia en todos los foros y evitar que los jóvenes caigan presos del fanatismo y los discursos radicales y excluyentes.
Para Sánchez, la verdadera fuerza de la ONU no reside en los méritos pasados, sino en lo que puede conseguir para ganar el futuro.