Opinión
"La dimisión de Albert Rivera podría haberse producido ayer pero que se haya producido hoy refleja que tiene que responsabilizarse de este catastrófico resultado. Ciudadanos es un partido volátil, sus votantes también lo son y el hecho de que Rivera no haya sido capaz de confrontarlos, girando una vez a la izquierda y otra a la derecha, demuestran que el último 'volantazo' ha sido letal.
No tiene representación en casi todas las comunidades autónomas, es la última fuerza política de Cataluña, no tiene representación en el Senado y ha quedado jibarizado a la mínima expresión. Siendo un partido deudor de su líder, del hiperliderazgo y del cesarismo es normal que ahora Rivera se atribuya toda la responsabilidad y haga bien marchando
No deja claras las cosas para el porvenir de Ciudadanos que siendo el ejemplo de la moderación o la bisagra se convierte ahora en el partido más castigado, es como si Rivera hubiera pagado él solo toda la factura del adelanto electoral".