NUNCA HA SIDO UNA POLÍTICA MÁS
Hasta no hace tanto fue la mujer más poderosa del PP valenciano. Rajoy la bautizó "La alcaldesa de España" y con razón porque María Rita Barberá arrasaba en las urnas.
En 2007 consiguió el 57% de los votos, pero ese fue su techo. Desde entonces, su caída, los casos de corrupción cada vez le estallaban más cerca. Su posición se volvió delicada: viajes pagados con dinero público, regalos que reconocía recibir sin problema.
Más tarde se supo que en tres años Barberá llegó a cargar al ayuntamiento más de 200.000 euros en gastos de representación. Acorralada por las sospechas de corrupción que siempre negó, Barberá perdió lo más importante para ella: el apoyo en la calle. Las elecciones lo confirmaban: el PP de Valencia se desplomó en 2015 y pasó de 20 a 10 concejales.
Barberá se fue del ayuntamiento sin recoger su acta y se ocultó en su casa, mientras sus ediles y asesores más cercanos iban siendo uno a uno imputados. El Senado se convirtió en su último refugio.