Los Reyes han presidido el desfile militar de la Fiesta Nacional más austero de los últimos años, en el que no se han oído abucheos contra el jefe del Gobierno, como ocurrió repetidamente contra José Luis Rodríguez Zapatero, y ha sorprendido la ausencia de la infanta Elena de la tribuna principal.
Sin exhibición aérea, sin vehículos acorazados ni blindados y con la participación de unos 2.600 militares -400 menos que el año pasado-, el desfile ha transcurrido con más tranquilidad y frialdad que en ediciones anteriores. Tan solo han destacado los aplausos del público a los Reyes, tanto a su llegada como a su despedida de la plaza de Neptuno, donde se ubicaban las tribunas de autoridades.
Rajoy, que asistía su primer desfile como presidente del Gobierno, ha sido recibido en silencio por el público, frente a los tradicionales pitidos y abucheos que soportó Zapatero durante sus últimos años de mandato. Sin embargo, lo más sorprendente ha sido ver a la infanta Elena sentada junto al líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, en la tribuna de autoridades y no como hasta ahora, en la presidencial, ocupada por los Reyes, los príncipes de Asturias, las máximas autoridades del Estado, como los presidentes del Congreso y Senado, y todos los miembros del Gobierno, salvo el titular de Economía, Luis de Guindos, que asiste en Japón a la cumbre del FMI.
La infanta, que se ha pasado el desfile conversando con Rubalcaba, tampoco ha estado presente en la línea de saludo en la recepción posterior ofrecida por don Juan Carlos en el Palacio Real. Tampoco, como ya se anunció, han acudido los duques de Palma al desfile, al que han asistido los presidentes de Aragón, Asturias, Canarias, Castilla y León, Extremadura, Madrid, Murcia, Navarra y Castilla-La Mancha, además del de la ciudad autónoma de Ceuta.
El público ha recibido en silencio a Rajoy
El desfile ha comenzado pasadas las 10.30 horas con la llegada de los reyes, quienes acompañados por los príncipes de Asturias, han sido recibidos por Mariano Rajoy. Tras la interpretación del himno nacional y el izado de la bandera, el Rey, vestido con el uniforme de capitán general del Ejército de Tierra, ha pasado revista a las tropas a pie, mientras que el año pasado lo hizo en un vehículo militar por su operación del tendón de Aquiles.
A continuación se ha desarrollado el solemne acto de homenaje a la bandera y a los caídos en acto de servicio, que ha culminado con el sobrevuelo de la patrulla Águila, dibujando en el cielo los colores de la bandera española. Entonces los 2.600 militares de los tres ejércitos y de la Guardia Civil, con unos 50 vehículos ligeros, entre motos y coches, han comenzado su desfile, que se ha desarrollado entre las plazas de Atocha y Colón, también en un recorrido 150 metros inferior al del pasado año. Han desfilado los guiones más representativos de las unidades de los tres ejércitos y de la Guardia Civil, así como efectivos de la Unidad Militar de Emergencias y del Regimiento Alcántara, recientemente galardonado con la máxima distinción en recuerdo a los muertos del desastre de Annual.
No han faltado los efectivos de la Legión, con su tradicional ritmo de 160 pasos por minuto acompañados por su mascota -un carnero-, y los Regulares, con su ritmo lento de 90 pasos por minuto. También han marchado efectivos de la Brigada Paracaidista que han participado en la misión de Afganistán, de la Guardia Real, de la jefatura de Tropas de Montaña y de las academias militares del Aire, Tierra y la Armada. Una hora después, han cerrado el desfile unidades a caballo, con un escuadrón Hipomóvil de la Guardia Real y un escuadrón de Sables de la Guardia Civil.
Los recortes este año han impedido ver a los aviones y helicópteros, el tradicional salto de los paracaidistas con la bandera española que se posan frente a la tribuna de autoridades o el paso de carros de combate por el asfalto de las calles madrileñas. Tras el desfile, los Reyes han ofrecido una recepción en el Palacio Real para conmemorar este día, que se celebra bajo el lema "Nuestra fuerza somos todos".