OBTUVO AL MENOS 6 MILLONES JUNTO CON SU SOCIO
La trama de la operación Púnica, que habría intervenido en adjudicaciones por valor de 250 millones de euros en los dos últimos años, tenía el objetivo de conseguir el lucro personal de los cargos públicos, pertenecientes a cuatro partidos distintos --PP, PSOE, IU y los independientes de la UDMA--, y no la financiación de sus respectivas formaciones.
La organización, que actuaba en Madrid, Murcia, Valencia y León, se habría dedicado a mediar entre empresarios y políticos con influencias en el ámbito municipal, regional y de la Diputación para conseguir contratos públicos en la gestión de servicios difícilmente objetivables como el de eficiencia energética.
Francisco Granados aportaba los contactos políticos, y su amigo, el empresario David Marjaliza, era el conseguidor de las contratas, para sus propias empresas o para las de otros. Y, siempre entre medias, muchas comisiones, que habrían ido a parar a Suiza. Allí Granados y Marjaliza tenían al menos tres cuentas compartidas con 6 millones de euros.
Se sospecha que con parte de ese dinero los dos compraron, hace unos meses, una parcela en Marbella. Lo hicieron en una urbanización en primera línea de playa, donde ambos ya poseían un chalet. Los agentes creen que era una manera de blanquear el dinero.
Otra de blanquearlo sería una empresa de asesoramiento inmobiliario. Granados la creo hace solo un mes. Ahora, la investigación pone la lupa sobre presuntas facturas falsas y el cobro de comisiones en contratas informáticas.