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Qué es el MidCat y por qué puede suponer una oportunidad para España

Por Cádiz y Almería entrarían los dos gasoductos que traen combustible desde Argelia, además de contar con varias plantas de regasificación para importar el licuado. El Gobierno español calcula que el gasoducto, en el mejor de los casos, puede estar finalizado en ocho meses.

Muelle del operador del oleoducto de crudo Nord West Oelleitung (NWO) en el puerto de WilhelmshavenEFE

La UE y sobre todo países como Alemania quieren dejar de depender de Rusia desde el punto de vista energético, y la clave está en el sur. España y Portugal son una isla energética pero, a la vez, si mejoran las interconexiones con el resto de la Unión, pueden convertirse en decisivas para que Europa gane independencia y enfrentarse a Putin. El Midcat tiene las respuestas.

El Midcat es un gasoducto diseñado para reconducir el gas almacenado en España, procedente de Argelia, a otros países de la UE a través de los Pirineos. Fue paralizado en 2019 por lo costoso y complejo que resultaba el proyecto en un momento en el que el gas ruso resultaba una opción mucho más barata y accesible. Sin embargo, la guerra de Ucrania y los problemas de desabastecimiento han vuelto a poner el proyecto encima de la mesa.

La compañía Enagás ha previsto la ejecución de un nuevo trazado, similar al anterior, con la finalidad de proveer de gas hasta Francia. Este nuevo gasoducto serviría también para el transporte de hidrógeno renovable. El Gobierno español insiste en que este proyecto debe ser pagado con dinero europeo, además de para transportar gases renovables. A su vez, debe contar con el apoyo de Francia, para que el país de Emmanuel Macron de continuación al tubo hacia el resto de países europeos.

Una oportunidad para España

España es el país de Europa con más capacidad de almacenamiento de gas, así como con más capacidad de regasificación (el gas llega en barcos en estado líquido y en las plantas se gasifica). España cuenta con el 35% de la capacidad de almacenamiento de gas de la UE (y Reino Unido).

Ha sido la amenaza de Rusia de cortar el gas natural lo que ha llevado a los países de la Unión Europea a una reconsideración de lo que debería haber sido la red energética más segura del continente.

El proyecto de gasoducto de España con Francia que atraviesa la cadena montañosa por Cataluña, el Midcat, se paralizó por una combinación de circunstancias. Por un lado, a Francia no le interesaba, porque exporta energía procedente de sus centrales nucleares. Por otro lado, Bruselas se desinteresó porque el gas natural es un combustible fósil.

Pero esto ha cambiado. Alemania se ha dado cuenta de que la seguridad va de la mano de unas fuentes diversificadas de energía. Francia lo aceptará y el Gobierno español está en disposición de proseguir con un proyecto al que le faltan poco más de 200 kilómetros de tubería.

Supone una oportunidad para España y para Andalucía, ya que por Cádiz y Almería entran los dos gasoductos que traen combustible desde Argelia. Varios puertos andaluces cuentan con plantas de regasificación, lo que permite importar gas natural licuado en buques metaneros para la posterior distribución. Es clave aprovechar la crisis con Rusia para finalizar el Midcat y ampliar la vista sobre más conexiones.

Reticencias al proyecto

370 millones de euros. Es el precio de la parte española de la construcción de un gasoducto que se planteó en 2015 para transportar el gas argelino desde España al resto de la UE a través de Francia.

En 2019 el regulador galo paralizó el proyecto y París siempre lo ha evitado. En la hoja de ruta, la previsión era que estuviera finalizado en 2022. La capacidad, sumando el gas y el hidrógeno verde, sería de 7.000 millones de metros cúbicos.

En marzo, Emmanuel Macron aseguró que no preveía avances. Pero el canciller alemán, Olaf Scholz, asegura que esa es la solución frente a la dependencia de Rusia. Además, Berlín lamenta que este paso no se haya dado con anterioridad.

El Gobierno español calcula que el gasoducto, en el mejor de los casos, puede estar finalizado en ocho meses. Actualmente faltan por construir 226 kilómetros de tuberías desde la localidad catalana de Hostalric hasta la francesa Barbaira. España quiere que la financiación llegue desde la UE y Bruselas acepta. "Seguiremos apoyando y animando a las autoridades españolas y francesas a acelerar la ejecución de los tres proyectos existentes de interés común, con el objetivo de aumentar la capacidad de interconexión entre la península ibérica y Francia", comentó a Efe un portavoz del Ejecutivo comunitario.

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