ANÁLISIS
Los países más ricos y poderosos del mundo, que forman el G-7 (Estados Unidos, Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), junto con Rusia -el llamado G-8-, decidieron sumar a sus reuniones estratégicas a las principales economías emergentes, los países que representaban el liderazgo en las otras regiones del mundo: Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica y Turquía. Así se formó el G-20. También a la Unión Europea.
En la reunión de 2008, el presidente francés Nicolás Sarkozy, que era el presidente de turno de la UE, cedió una de sus circunstanciales dos sillas a España. Eran los primeros momentos de preocupación por las consecuencias de la crisis. La invitación se extendió a las siguientes reuniones y España adquirió un estatus especial: no es del G-20, pero es un invitado permanente.