Cataluña
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha reunido hoy por primera vez a su remodelado gobierno desde que los de Puigdemont salieran abruptamente del ejecutivo. Siete nuevos consejeros toman posesión antes de echar a andar esta nueva etapa de enorme debilidad parlamentaria para los republicanos.
Tras una década de relación forzada para materializar la independencia de Cataluña del resto de España, Junts per Cataluña decidía la semana pasada salir del Govern catalán que compartían con ERC y romper todos los lazos. Su rotura cerraba una etapa que alcanzó su cúspide en octubre de 2017 con un referéndum por la secesión que el Tribunal Supremo ilegalizó meses más tarde y abocaba al gobierno catalán a una crisis interna sin precedentes. Pere Aragonès, presidente catalán y líder de los republicanos, debía recalcular su ruta ahora en solitario. Y así lo ha hecho en tiempo récord.
"Comienza una nueva etapa con voluntad de cambio, experiencia y creatividad"
Tan solo han hecho falta cuatro días para que Aragonès reestructure su gobierno y arranque un nuevo capítulo, no con pocas dificultades. Hoy siete nuevos consejeros toman posesión dentro del Ejecutivo. Todos ocuparán los cargos que han dejado libre la salida de los de Junts. Siete nuevas caras con las que el ‘president’ quiere marcar distancias con el pasado, alejándose de las posiciones más rupturistas con el Estado y buscando ampliar posibles mayorías que conviertan a Esquerra Republicana en el partido hegemónico de Cataluña.
Durante esa toma de posesión, Pere Aragonès ha defendido precisamente el inicio de “una nueva etapa con un equipo renovado que incorpora experiencia, voluntad de cambio, experiencia y creatividad. Un Gobierno que trabajará siempre por la Cataluña entera".
ERC se queda solo en el Parlament
Las cifras hablan por sí solas de la debilidad en el Parlament catalán. ERC tan solo cuenta con 33 de los 135 diputados que conforman el hemiciclo. Los 102 de representantes de la Cámara dan forma a siete grupos parlamentarios que desde este momento harán oposición al nuevo Govern en solitario del partido de Oriol Junqueras.
Esa oposición pone contra las cuerdas al proyecto de ley de presupuestos para el próximo 2023 que el Ejecutivo dejó listo el viernes pasado. La intención del exconsejero Jaume Giró era que pudiese llegar a aprobarse el próximo martes 18 de octubre o, a mucho tardar, a final de mes. Pero la salida de Junts del Gobierno catalán descuadra las cuentas. Esquerra no puede contar con sus ya antiguos socios que optan ahora abiertamente por poner en marcha una cuestión de confianza contra Aragonès en el Parlament. Y menos aún con la CUP, que desde hace tiempo ha desechado cualquier posible acuerdo con el actual Govern. En definitiva, entre las filas independentistas faltan apoyos para votar a favor en el parlamento catalán y sobran ahora detractores a estos presupuestos.
Los socialistas dispuestos dar “estabilidad” en Cataluña
La posible salvación de los socialistas catalanes, primer partido en Cataluña, ha sido incluso despreciada por el propio partido del ‘president’ Aragonès. Hace menos de 24 horas Marta Vilalta, portavoz de Esquerra Republicana, rechazaba cualquier apoyo del Partido Socialista de Cataluña. “Si tienda la mano ahora para aprobar los presupuestos, que la tienda también para superar la represión y dar la oportunidad de decidir el futuro colectivo de Cataluña”, afirmaba Vilalta.
Y es que en los últimos días, han sido numerosas las voces socialistas que han abogado por dar “estabilidad” en Cataluña. Entre ellos, el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez. Este pasado lunes era la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, quien reafirmaba su voluntad de contribuir a esa estabilidad a través del PSC pactando unos presupuestos en Cataluña. Mano tendida pero con condiciones. Para ello, Montero incidió en que era necesario que esas cuentas respetasen las premisas de las cuentas públicas que los socialistas defienden en el resto España y en todas las comunidades autónomas.
Ahora bien, los socialistas catalanes intentan aclarar que ese posible apoyo no es al presidente Aragonès sino al conjunto de los catalanes. Así se ha esforzado en repetirlo Salvador Illa, líder del PSC y que repetirá en futuras elecciones como candidato del partido. “Es momento de trabajar, de una vez por todas, pensando en los catalanes y las catalanas, atendiendo sus problemas. Voy a anteponer, como siempre he hecho, los intereses generales a los intereses de partido”, explicaba esta lunes en una entrevista en La Razón.