Gobierno-Generalitat
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, encara la reunión en Barcelona con el president de la Generalitat, Quim Torra, con el objetivo de demostrar a la ciudadanía catalana su apuesta decidida por el diálogo, si bien no espera cerrar acuerdo alguno con un president decidido a plantear cuestiones inasumibles para el Ejecutivo como el referéndum de autodeterminación o la amnistía de los presos. En los días previos al encuentro, que tendrá lugar en el Palau de la Generalitat, el Gobierno de Sánchez se ha dedicado a enfriar las expectativas ante la entrevista con Torra, de la que sólo esperan que se desarrolle de manera "razonable" y sirva al menos para ir normalizando la relación entre las dos instituciones por el bien de la sociedad catalana, según fuentes del Ejecutivo español.
Por su parte, Torra espera que el encuentro sirva para fijar las condiciones de la mesa de negociación entre gobiernos pactada entre ERC y PSOE, y ya ha anunciado que planteará a Sánchez el derecho de autodeterminación y la amnistía para los presos soberanistas. En un comunicado la semana pasada, defendió que esta reunión debe ser para abordar el conflicto en Cataluña: "Estamos convencidos de que el presidente Sánchez no cerrará ninguna puerta al diálogo en este encuentro ni excluirá ningún contenido", y su gabinete trasladó al de Sánchez que hablará sobre autodeterminación. La autodeterminación y la amnistía son los dos únicos puntos que los partidos y entidades independentistas consensuaron en una reunión de hace tres semanas que convocó Torra, ya que ha reiterado en varias ocasiones que debe ser el conjunto del independentismo quien pacte qué demandas debe llevar el Govern a esa mesa.
Negociación con un presidente saliente
En Moncloa asumen que el president pondrá sobre la mesa sus conocidas reivindicaciones sobre el conflicto político y no prevén siquiera que del encuentro con Torra pueda salir la fecha para el inicio de los trabajos de la mesa de diálogo pactada entre ERC y el PSOE en el acuerdo de investidura. De hecho, ésta es una de las cuestiones que el Govern quiere que salga del encuentro: la portavoz del Ejecutivo catalán, Meritxell Budó, pidió "un calendario aproximado sobre cuándo deben empezar las negociaciones entre gobiernos" y que se fijen las condiciones de este diálogo, mientras que desde ERC se espera que la mesa se convoque lo más pronto posible, aunque quitan importancia a que la fecha se anuncie ahora. Desde el Ejecutivo de Sánchez insisten en que ellos están preparados para constituir la mesa inmediatamente después de la reunión con Torra, pese a su anuncio de la semana pasada, rápidamente rectificado a petición de ERC, de que aplazaría su constitución hasta la celebración de las elecciones catalanas -anunciadas por el presidente catalán por las fricciones entre los socios del Govern- y la formación de un nuevo Ejecutivo catalán. Todo ello tras la inhabilitación de Torra, que le ha hecho perder su escaño en el Parlament y, para muchos, su condición de presidente.
Ahora bien, esa mesa es entre el Ejecutivo español y el Govern catalán, por lo que para ponerla en marcha sería necesario que de forma previa la parte catalana acordara la composición de su delegación. En cambio, tanto en el Gobierno español como en ERC dudan del interés de Torra en colaborar para el éxito de la mesa. El anuncio de aplazar el inicio de la mesa de negociación evidenció de nuevo las diferencias de cómo los socios del Govern afrontan este diálogo con el Gobierno. Mientras que Budó (JxCat) aprovechó para criticar que esta decisión del Gobierno confirmaba "las dudas de entregar cheques en blanco a Sánchez", los republicanos emitieron un comunicado exigiendo una fecha inminente para la mesa de diálogo y reclamó a JxCat y PSOE responsabilidad para dialogar y cumplir el acuerdo de investidura.
Torra... y muchos más
Sánchez acudirá a la reunión con Torra acompañado de la ministra de Política Territorial, Carolina Darias, si bien se desconoce qué papel jugará la canaria en el encuentro, pensado inicialmente como una conversación entre los dos presidentes. Darias se incorporaría a la reunión, apuntan desde Moncloa, si en algún momento se considera necesario. Pero la agenda del presidente en Barcelona va más allá de la entrevista con Torra y se prolongará el viernes. Tras su encuentro con el president, Sánchez se desplazará a la Delegación de Gobierno para reunirse con el presidente de Barcelona Global, Pau Guardans, encuentro al que también asistirán los vicepresidentes Lluís Seguí, Teresa Garcia-Milà y Jaume Oliu, además de los presidentes de honor Gonzalo Rodés y Marian Puig, y el consejero delegado, Mateu Hernández. A continuación, y en la misma sede de la Delegación del Gobierno, el presidente del Gobierno recibirá al secretario general de CC.OO. de Cataluña, Javier Pacheco, y a su homólogo en UGT, Camil Ros. Está previsto que Sánchez se encuentre con el presidente de la patronal catalana Pimec, Josep González, y los miembros del comité ejecutivo. Sánchez finalizará la jornada del jueves desplazándose a la nueva sede del PSC que todavía no conoce y donde mantendrá una reunión con la Comisión Ejecutiva del partido, los primeros secretarios de la formación, diputados del Parlament y del Congreso y con alcaldes de más de 20.000 habitantes. El viernes hará una visita al ayuntamiento de Barcelona donde se reunirá con la alcaldesa, Ada Colau; después se verá con Foment del Treball en su sede) y a la Diputación de Barcelona para entrevistarse con su presidenta y alcaldesa de L'Hospitalet de Llobregat, Núria Marín, han explicado fuentes conocedoras y confirmado el Palacio de la Moncloa.
Unas negociaciones imposibles por las sucesivas crisis
La reunión parte de las negociaciones entre socialistas y ERC para la investidura. Por medio se metió Quim Torra, porque él y JxCat no querían quedarse fuera. Después Pedro Sánchez la envolvió en un contacto más de los que realizará con todos los presidentes autonómicos. Después, además, completó la agenda con otros contactos en Barcelona. Desde la Generalitat resucitaron el que era necesario un mediador, asunto que ya dio al traste con los contactos hace un año, abriendo incluso una cierta crisis dentro de los socialistas: Felipe González, difundió un vídeo a través del canal de su fundación y Alfonso Guerra dijo: "Esto es un desatino. ¿Con qué país nos quieren comparar? ¿Con Yemen, con Burkina Faso?". Ahora también han levantado la voz los que defienden que Cataluña no puede tener privilegios.
Si en el anterior encuentro de Pedro Sánchez y Quim Torra, en el palacio de Pedralbes, ya se dijo que Sánchez fue recibido como si fuera un mandatario extranjero, qué puede pasar esta vez si es en la sede oficial de la Presidencia de la Generalitat y con los mossos rindiendo honores. Después se añadió a la polémica el documento que Torra entregó a Sánchez con las exigencias de los independentistas. Y en un plano más personal, aunque parezca lejano, cuando Sánchez llamaba a Torra el "Le Pen español" o no le cogía el teléfono durante la campaña electoral.
Casado al quite
El líder del PP, Pablo Casado, ha convocado una reunión del grupo parlamentario en el Congreso, ante el que realizará un discurso abierto a los medios de comunicación coincidiendo con la reunión de Barcelona. Aunque inicialmente estaba previsto que fuese el secretario general del partido, Teodoro García Egea, quien reaccionase a este encuentro tras una reunión con los cargos del PPC en Barcelona, finalmente lo hará el propio presidente del partido desde Madrid, ante los 88 diputados de su grupo parlamentario. El PP ha presentado una querella ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña contra Torra por "usurpación de funciones", ya que considera que no puede seguir ostentando el cargo de presidente de la Generalitat al perder el escaño tras su inhabilitación. Además, Casado instó a Sánchez a suspender la reunión con Torra por "seguridad jurídica" porque no puede reunirse con un "inhabilitado" y un "usurpador".