Amnistía
Un mes después de la foto entre Carles Puigdemont y Santos Cerdán, el secretismo de las reuniones entre PSOE y Junts sigue siendo absoluto.
Dentro de las negociaciones entre Junts y PSOE hay una figura que ha generado mucha controversia: el verificador internacional, una o varias personas, encargadas de vigilar cómo se llevan a cabo las reuniones y qué se cumple de lo acordado. Después de años negando la necesidad de esta figura hoy, por primera vez, el presidente del Gobierno ha defendido públicamente su existencia.
Para Pedro Sánchez este verificador internacional es un "mecanismo excepcional" para una "situación también excepcional". "Es un mecanismo excepcional pero es que la situación que se está viviendo por parte de estos dos partidos independentistas en el sistema político español es también excepcional", ha asegurado en una entrevista, mientras lo tildaba de "buena noticia" para llegar a un acuerdo.
Y hasta ahí los detalles, porque hoy Sánchez tampoco ha querido desvelar ni número -aclarar si serán uno o varios verificadores- ni nombres. "Se conocerá a la persona que nos va a acompañar tanto con ERC como con Junts, no les puedo adelantar, pero se conocerá", zanjaba.
Tampoco el lugar de la reunión es de momento público. Aunque todas las miradas están puestas en Ginebra, Sánchez se ha limitado a decir que "no estamos todavía en condiciones de decir donde va a ser".
Asegura que habrá dos mesas de diálogo, una con Junts y otra con ERC, en las que se producirá "una interlocución entre partidos políticos" con el objetivo de "hablar de lo que el independentismo ha calificado como conflicto político".
Todo esto se produce justo un mes después de que el secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, viajara hasta Bruselas para reunirse con Carles Puigdemont. El encuentro, que quedó reflejado en un vídeo sin audio y en fotografías, fue tan inesperado como simbólico porque evidenció algo ya evidente, que los de Puigdemont tenían la llave de la gobernabilidad.
Aquel encuentro generó mucha controversia también por la escenificación. Aunque en las imágenes difundidas por los dos partidos no se podía ver al completo, en la sala, tras los asistentes, había colgada una fotografía de gran tamaño en la que un grupo de jóvenes levantaban una urna del referéndum ilegal de 2017. Una fotografía que el Parlamento Europeo ya había retirado por ir en contra de las normas de la institución comunitaria.
Fue en aquel encuentro en el que ambos partidos acordaron reunirse mensualmente acompañados de un verificador internacional. Desde entonces el hermetismo ha sido absoluto, lo único desvelado es que esa reunión llegará con unos días de retraso, el sábado día 2 de diciembre, algo más tarde de lo previsto.