ETA
Iñaki Larramendi ha fallecido este pasado viernes a los 93 años. Desconocido para muchos, fue uno de los cinco fundadores de la organización terrorista ETA, y era el último que quedaba con vida.
Finalmente, la organización terrorista ETA desapareció antes de que murieran sus cinco fundadores. Julen Madariaga, Benito del Valle, José Luis Álvarez Emparanza (conocido como 'Txillardegi') y Manuel Aguirre ya habían fallecido en los años pasados, siendo Madariaga el más activo en la organización durante los años en que ETA tenía más fuerza. Ahora, ha fallecido Iñaki Larramendi, el último de los fundadores que todavía permanecía con vida.
Larramendi, que tenía 93 años, ha supuesto el punto y final a la trágica historia de muerte, odio y radicalismo que gira alrededor de la banda terrorista, autora de más de 800 asesinatos desde su fundación en 1959, hasta el cese de su actividad armada en el año 2011 y su disolución definitiva en 2018. No duraría muchos años Larramendi en el seno de ETA, aunque sí fue detenido en más de una ocasión por su participación en las actividades de la banda.
El último fundador de ETA que aún vivía pasó varios años encarcelado tras participar en un atentado en 1961 que terminaría fallando. Trató de provocar el descarrilamiento de un tren el 18 de julio de 1961, el día siguiente al 25º aniversario del estallido de la Guerra Civil Española, en el que iban a bordo varios antiguos militares que habían luchado a favor de Francisco Franco. El intento de descarrilar el transporte falló y Larramendi fue apresado, aunque tampoco duraría mucho más tiempo en la banda.
El uso continuo de la violencia le echó para atrás
Cuando ya habían pasado aproximadamente seis años y medio de la fundación de ETA, y Larramendi observó que la violencia se había convertido en el principal posicionamiento de la organización, optó por marcharse. Consideraba que no todo debía reducirse a una cuestión de imponer solo violencia y que era ilógico no dar a conocer los principales argumentos por los que se había fundado ETA, por lo que renegó finalmente de la organización que él mismo había fundado.
Apartado de la organización aproximadamente desde el año 1966, Larramendi fue el fundador que menos relevancia tuvo de la organización terrorista, a diferencia de otros como Julen Madariaga, que sí mantuvieron un perfil muy activo mientras ETA mataba. Así, la organización terrorista que tanto dolor causó en España, sigue apagando su historia cuatro años después de su disolución, mientras gran parte de los etarras encarcelados se acercan a la libertad, sin mostrar la mayoría ningún arrepentimiento por sus crímenes.